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Texto latino

CAPÍTULO VI

 

Sobre los casos. Los griegos no carecen del sexto.

 

     La primera variación del nombre, desde el punto de vista de la especie, es, según Escalígero, el caso, de cuya naturaleza, orden y denominación hablaré más adelante. La primera cuestión es por qué el nominativo se llama caso, cuando caso  deriva de cadere, porque "caen" (cadunt) del nominativo. Esto lo discute profundamente Escalígero y, al final, concluye esto: los oblicuos se llaman casos porque "caen" (cadunt) del nominativo; y el nominativo, por extensión, se llama también caso. A continuación argumenta Escalígero que los nombres comúnmente aceptados para los casos, como "nominativo", "genitivo" etc., no son correctos, y propone las denominaciones de "primero", "segundo", "tercero", hasta "sexto". Yo, de la misma forma que no puedo estar en contra de Escalígero, así tampoco me atrevo a rechazar las denominaciones de los antiguos. Veo que Varrón, en escrito a Cicerón, utiliza ya estos nombres que ahora utilizamos. Es más, en el libro 1 del De analogía, trata de dar una explicación de los casos con estas palabras: "Los casos se han formado para que quienes hablan de otros, puedan distinguir, según llamen, den, o acusen. Y así otros matices que nos empujaron a nosotros y a los griegos a establecer la declinación". El mismo Varrón defiende en el mismo libro y en el segundo que el vocativo no es caso recto, aunque sea semejante al recto. Donato llama rectos al nominativo y al vocativo; se equivoca. Prisciano explica con amplitud el orden de los casos y da las razones de sus denominaciones y al mismo tiempo refuta a aquellos que inventaron un séptimo caso, entre los que se encuentra Quintiliano. En todo nombre la naturaleza estableció seis matices: en primer lugar, la propia denominación, forma que con razón se llama caso recto, ya que verdaderamente es el nombre; los demás, como piensa Aristóteles, no son nombre, sino casos del nombre. El segundo matiz es quién lo genera o posee. El tercero es a qué fin o acción está destinado. El cuarto es hacia qué fin tiende la acción. El quinto es el matiz de la llamada. Y por último, el modo, dentro del cual incluimos también las causas y el instrumento. Este es el caso sexto que, muy erróneamente, es llamado ablativo, cuando con él se marca la comparación como en doctior Cicerone, el modo, como en lento gradu, la causa eficiente, como en amore patris, la materia, como en lapide quadrato, y el instrumento, como en lapide ictus. Y si Quintiliano se hubiera dado cuenta de que el caso sexto depende totalmente de la preposición - ello lo demostraré en la sintaxis - y de que cambia su significado en función de la preposición, nunca hubiese dudado si había entre los latinos un séptimo caso. Y puesto que esta clasificación de los casos es natural, es necesario que todas las lenguas tengan todos estos casos. Por ello, sostengo, en contra de toda la caterva de gramáticos, que los griegos tienen el caso sexto. En primer lugar porque en toda lengua el dativo sólo significa "adquisición" y, consiguientemente, las nociones de precio, materia, lugar y otras muchas no pueden expresarse a través del dativo. En segundo lugar, porque, si los griegos no tienen el caso sexto, ¿de dónde sacan los latinos las formas Penelope, Parasceue, Grammatice, que están en el caso sexto? Así Juvenal: Penelope melius, melius torquetis Arachne. ¿Se ha ideado algo más absurdo que el buscar preposiciones griegas que rijan dativo? El mejor testimonio de lo que estoy diciendo es éste: en Cicerón hay muchos giros en los que junto a nombres griegos se encuentran adjetivos latinos en el sexto caso e incluso las preposiciones latinas que rigen el sexto caso. En carta a Ático: Qua τοπωθεία quasque historias de ἀμαλθεία habes. En el libro 4 de las mismas cartas: in πολιτεία; en el libro 10: ἀζηλοτυπεία mea; en el libro 16: Nunquam in maiore ἀπορία fui; en el mismo libro: prudentia cum εὐμενεία; en el mismo: ἐν πολιτικῶ genere; en el libro 3 de las cartas a su hermano Quinto: ἀποδικτέριω nihil alsius; en el libro 16 de las cartas a Familiares: Non enim seiunctus locus est a philologia et quotidiana συζητήσει. Y así hay que pensar que ἐν χέρσιν, in manibus, y σύν θεῶ, cum Deo son el caso sexto.

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