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Sobre quandoque. La partícula quandoque nunca fue suficientemente entendida por los gramáticos, ya que de ninguna forma significa lo que ellos sueñan. Deriva de quandocumque, y siempre que se encuentra la partícula quandoque, puede perfectamente ser sustituida por quandocumque. Horacio, en el Arte: Indignor, quandoque bonus dormitat Homerus, es decir: quandocumque dormitat; el mismo utiliza esta forma en las Odas 1 y 2 del libro 4; Columela, al final de la obra: Quandoque arabitur, es decir: Quotiescumque; Persio, en Sátira 4: Qui, quandoque iugum pertusa ad compita figet... ingemit; Cicerón, en el Sueño, según cita de Macrobio en el capítulo 2 del libro 11: Ita quandoque quum ab eadem parte Sol eodemque tempore iterum defecerit, expletum annum habeto; en las obras al uso de Cicerón se lee quandocumque, lectura de Macrobio que acepta Manucio, hijo de Pablo, al citar, como prueba, muchos pasajes tomados del Digesto; Suetonio, en Julio: Tabula aenea in monumento inuenta est conscripta literis uerbisque graecis in hanc sententiam: "Quandoque ossa Capys detecta essent, fore ut Iulo prognatus manu consanguineorum necaretur". Así pues, quandoque exige muchas veces dos oraciones separadas, de la misma forma que quandocumque; pero a veces encontraremos una y otra forma con una sola oración, con tal, sin embargo, de que marque un futuro y algo así como una condición: Horacio: Garrulus hunc quando consumet cumque, es decir: Quandocumque; en español : "Algún día"; Juvenal, en Sátira 5: Pulsandum uertice raso praebebis quandoque caput, neque dura timebis flagra pati; Tácito, en Anales 1: Seruiendum esse foeminae duobusque insuper adolescentibus, qui rem publicam interim premant quandoque distrahant; en español: "Que al presente opriman y después la dividan"; el mismo, al final del libro 6 de los Anales dice, con palabras griegas, esto: Et tu Galba quandoque degustabis imperium, es decir: quandocumque; en español: "Algún día"; en Cicerón encontramos dos veces esta palabra; en la carta 20 del libro 6: Ego me Asturae diutius arbitror commoraturum, quoad ille quandoque ueniat; y en el libro 3 de Tusculanas, casi al principio: In eundem cadit ut seruiat, ut uictum se quandoque esse fateatur, donde Lambino edita aliquando esse se fateatur, siguiendo al manuscrito. No es extraño que esta palabra se escinda en dos, como quiera que quandoque equivale a et quando; así en: Quando ego te uidebo, quandoque complectar!; Livio, en libro 1: Inde ordine alii rogabantur, quandoque pars maior eorum, qui aderant in eandem sententiam, ibat; bellum erat consensu fieri solitum etc.; Horacio, en la Sátira 6, del libro 2: O rus! quando ego te aspiciam? quandoque licebit ducere!; Cicerón, en el libro 2 de Sobre la adivinación: Vident ex constantissimo motu lunae, quando illa e regione solis facta incurrat in umbram terrae, quandoque eadem luna subiecta soli, etc. De las tres acepciones apuntadas se encuentran numerosos ejemplos en el Digesto, en cuyo análisis hay que tener fino juicio; aduciré, sin embargo, algunos por orden: de la primera acepción son los ejemplos siguientes; en la ley 2 del título Soluto matrimonio: Dotis actio filiae non erit adempta, quandoque sui iuris filia fuerit facta; en la ley 13, Si fundus, del título De rebus eorum qui sub tutela: Quandoque domino praedium cum fructibus uindicanti doli non inutiliter opponitur exceptio; en la ley Quod pupillae, del título Quando dies legatorum cedat: Quod pupillae legatum est "quandoque nupserit" etc.: en la ley 13, Et per iusiurandum, del título De acceptilatione: Quandoque ei creditum fuerit tenetur; en el párrafo 1 del título 15 del libro 3 de las Instituciones: Et quandoque nobis non eadem res, sed aliae eiusdem naturae et qualitatis redduntur, inde etiam mutuum appellatum est; otros leen Quoniam. De la segunda acepción son los ejemplos siguientes: Digesto, libro 1, título 7, ley 22, De adoptionibus: Caeterum si fidei eius committat, ut quandoque restituat, non oportet admitti fideicommissum; en la ley 13, Si fundus, del título De rebus eorum: Quandoque domino praedium cum fructibus uindicanti doli non inutiliter opponitur exceptio; en la ley 137, Continuus, párrafo Item qui, del título De uerborum: Liberatur qui se daturum spopondit si quandoque tradit. De la tercera acepción: en la ley 31, In substitutione, del título De uulgari et pupillari: Quaeritur quisquis haeres, quandoque fuerit, intelligatur. Sobre quod. La partícula quod fue la primera, tras el siglo dorado de Cicerón, que osó manchar a la lengua latina; ella destrozó de mala manera la dialéctica de Aristóteles y Platón, y la filosofía de ambos; ella descarnó la enseñanza de los dos derechos con formas y comentarios propios de bárbaros; ella arremetió incluso contra los comentarios y versiones latinas de las Sagradas Escrituras de tal manera que arrastró al más profundo abismo de la barbarie a hombres por lo demás muy cultos. Por ello me irrito más con Erasmo de Rotterdam quien, al intentar traducir a lengua latina el Nuevo Testamento, no supo o no pudo evitar esta peste que ha destrozado a la lengua latina. Repite, en efecto, constantemente construcciones como dico quod o dixi uobis quod ego sum. Se me dirá: "Es propio de un fiel intérprete traducir palabra por palabra, como insinúa Horacio". Lo admito totalmente y yo mismo afirmo que Horacio era de esta opinión; pero nadie que esté bien de la cabeza traducirá correctamente, palabra por palabra a otra lengua, los idiotismos y peculiaridades de cualquier lengua. O ¿hemos de soportar las frases que constantemente pronunciaba un gran teólogo en la escuela, frases como Hoc argumentum tangit de cuspide in album y O ualeat me deus? ¿Y qué, si se pretende decir en español "Saltar fuera del coro", a semejanza de la frase latina extra chorum saltare, como oí hace poco a un predicador bastante charlatán? ¿Por qué no traducimos los artículos del griego y sus dos negaciones, que en esa lengua refuerzan la negación? ¿Por qué no decimos Vtor libris quibus habeo, construcción muy frecuente en griego? ¿Por qué transformamos en ablativos los genitivos de tiempo, como ocurre en imperante Caesare? Fue la partícula griega óti la que acarreó estos tan grandes males, ya que al pasar del griego al latín o bien debería ser totalmente omitida, o bien traducida por cualquier cosa menos por quod, quia, quoniam. Véase la fea traducción de Boecio del comienzo del libro segundo de Posteriora; traduce así: Quaerimus autem quatuor, quia, propter quid, si est, et quid est; efectivamente, la primera pregunta, que en griego va introducida por óti, significa que el hecho existe, como en solem deficere. Cicerón tradujo muchas obras griegas en las que aparece constantemente la partícula óti; pero nunca aparece en sus traducciones. Este solo argumento me basta para afirmar que hablan con barbarismos quienes utilizan constantemente expresiones como dico quod, credo quod, sciendum est quod. Véase el libro de Cicerón Sobre el universo; todo él está traducido del Timeo de Platón; nunca encontrarás un quod, a pesar de que en el original griego aparece frecuentemente la partícula óti. Se me dirá: ¿qué hace entonces Cicerón? Veáse la traducción de Esquilo hecha por Cicerón en el libro 3 de Tusculanas: Οκούν, Προμηθέυ, τοῦτο γιγνώσκεις, ὅτι ὀργῆς νοσούσης εἴσιν ἰατροὶ λόγοι: Atqui, Prometheu, te hoc tenere existimo meden posse rationem iracundiae. Erasmo o Lorenzo Valla hubieran traducido: Igitur, o Prometheu, hoc scias, quod irae infirmitatis sunt medici rationes uel sermones. Yo podría aducir innumerables ejemplos de traducciones de Cicerón a partir de Platón, Demóstenes, Aristóteles, Jenofonte y otros filósofos y poetas. Pero cada uno encontrará mejor sus propias explicaciones, si es que le importa la pureza del latín. Dicho lo anterior, rechacemos una falsa calumnia levantada contra Cicerón. Antonio Mayoragio triunfa, como él cree, ufano sobre Cicerón, cuando intenta demostrar, en sus Antiparadojas, escritas contra las Paradojas de Cicerón, que éste es un ignorante de la filosofía y un desconocedor de toda la dialéctica. Y ¡con qué argumentos lo hace! Dice que el análisis hecho en el desarrollo de las Paradojas no tiene nada que ver con el título de las mismas; así, el título de la cuarta Paradoja es este: Ὅτι πάντες οἱ μοροι μαίνονται; pues bien, no hay ninguna idea que responda a este título. Pero Mayoragio no ve que esos títulos fueron fijados por los gramáticos ignorantes; ¿acaso Cicerón hubiese puesto en latín frases tan malas como Quod solus sapiens diues sit y Quod omnes stulti insaniant? El realmente insanus es el que puso estos títulos. En la cuarta paradoja, si hubiera que ponerles un título, sería así Ὅτι πάντες οἱ σόφοι πολίται καὶ πάντες οἱ μοροὶ φεύγοντες, es decir: Omnes sapientes esse ciues et omnes stultos exules. Pero, para hablar en general de los títulos de este tipo, aunque me alargue más de lo que es mi costumbre, la situación es esta: Todos los títulos puestos a los epigramas de Marcial, a las odas de Horacio, no sólo no son de ellos, sino que muchos están incluso muy alejados de lo que el poeta quiso decir. Para Plinio han sido muy mal puestos. En cuanto a Aldo Manucio, hijo de Paulo, quien hace poco editó unos comentarios a los Deberes y a las Paradojas de Cicerón, no puedo sino poner en evidencia las negligencias de sus títulos, ya que atribuye a Cicerón auténticas bagatelas. En definitiva, la partícula quod, si no es relativo, como dicen los gramáticos, no tiene lugar en latín. Función de relativo tiene en el siguiente texto de Cicerón: Quod epistolam conscissam doles, noli laborare; el orden y sentido de la frase es este: NoIi laborare circa id quod, o ex eo quod, o propter id quod. Así Marcial: Non miror quod potat aquam tua filia, Basse, es decir: Non miror de eo quod, o propter id quod; falta la partícula griega katà, es decir: Ob id quod. Donato, a propósito del texto Quod me accusas de la escena 3 del acto 1 de Hécira, dice: "Falta in eo; sería in eo quod me accusas, o quod, es decir, propter quod?". Estas son las palabras de Donato. Finalmente, es latina la frase Miror quod, pero es un barbarismo Dico quod, Audiui quod, Credo quod. Pero, contra esta mi doctrina, aducen testimonios de importantes autores no sólo mis rivales, sino también mis amigos; Terencio, en Andria: Audiui Archillis quod iam dudum Lesbiam adduci iubes. Mi respuesta es que se equivocó Antonio Goveano, quien al intentar reducir religiosamente a la norma los versos de Terencio destrozó el latín; en todos los manuscritos antiguos se lee esto: Audiui Archillis iam dudum Lesbiam adduci iubes; y sería perfecto el verso si se midiera así: Audi (-)ui Ar (-) etc.; Mureto ha demostrado que fue Goveano el que añadió el quod en este texto. De la carta 17 a Bruto se cita el siguiente texto: Dolet mihi quod tu non stomacharis; pero la cita no tiene sentido; los doctos leen así: Dolet mihi; tu non stomacharis amantissimus tum tuorum omnium, tum Ciceronis; es como si se dijera: Si mihi dolet, cur tu saltem non stomacharis. Y hay otro texto de Cicerón, del final del libro 1 de Sobre los deberes, que comienza Se ab his y que dice así: Idque hoc argumento confirmari potest, quod si contigerit ea uita sapienti etc.; pero todo este texto ha sido horriblemente tergiversado y transmitido sin sentido; por ello me extraña que Lambino, Aldo y otros eruditos no lo hayan advertido; yo leo y corrijo todo el texto en el siguiente sentido: Id quod hoc argumento confirmari potest: Si contigerit ea uita sapienti, ut omnium rerum affluentibus copiis ditetur (quamuis omnia quae cognitione digna sint, summo otio secum ipse consideret et contempletur) tamen si solitudo tanta sit, ut hominem uidere non possit, excedat e uita princeps omnium uirtutum necesse est illa sapientia, quam sophíam graeci uocant. Y Ovidio, en el libro 5 de Tristes: Si quis delicias lasciuaque carmina quaerit, praemoneo nunquam scripta quod ista legat; no he visto nada más corrupto ni plagado de barbarismos que este pentámetro; ¿quién dirá, en efecto, ista en el sentido que está en él utilizado? ¿Quién dirá Praemoneo nunquam quod? Del mismo estilo es el siguiente texto virgiliano: Quantum omnis mundus gaudet cantante Sileno. José Escalígero y otros muestran que en 105 textos de Catulo, Tibulo y Propercio se han introducido muchos barbarismos. Se cita, de un poema lírico de Cornelio Galo, que comienza Lilia bella, el siguiente texto: Saeua non cernis quod ego languo?; pero, según testimonio de Julio Escalígero, en el libro 6 de su Poética, esta oda es de algún mal poeta; y yo estoy de acuerdo con ello. Sólo hay un texto de Plauto que me ofrece dudas; a este respecto no admito la explicación de Lambino, ya que es muy forzada; a mí me parece que se debe corregir el texto cambiando exclusivamente una simple letra; el texto es de la primera escena de Asinaria: Equidem scio iam filius quod amet meus, istam meretricem e proximo Philenium; yo leo así: Equidem scio iam, filius quom amet meus; Plauto utiliza muchas veces quom o qom por quum; y Lambino, a propósito del texto Agite, pugni, iam diu est quod uentri uictum non datis, de la escena primera del Anfitrión, dice: "Yo he procurado escribir quum, ya que el quod no puede admitirse". Se me suelen objetar otros muchos textos; pero se trata de textos o bien mal entendidos, o bien tomados de autores no excesivamente latinos; del primer tipo son las siguientes palabras de Horacio, sat. 2 lib. 2: Rancidum aprum antiqui laudabant, non quia nasus illis nullus erat, sed credo hac mente, quod hospes tardius adueniens uitiatum commodius, quam integrum edax dominus consumeret; aquí no dice Horacio credo quod, sino Hac mente laudabant quod, ya que el verbo credo debe ser interpretado como si fuera entre paréntesis; sería algo así como ut credo; Lambino lo explica de la forma siguiente: Rancentem aprum antiqui laudabant, non quod odoratu carerent, sed quod existimarent etc. De Virgilio se cita el siguiente texto: Dicite Aeneae quod; pero se trata de una mala interpretación; el texto es así: Vadite et haec memores regi mandata referte, quod uitam moror inuisam Palante perempto dextera causa tua est; Sería algo así como: Dextera tua est in causa, quod non moriar. Tomás Linacro, por lo demás muy docto, se equivoca de lleno al decir que son latinas las frases Dico quod, assero quod, al final del libro 5 y en el capítulo sobre la elipsis de la conjunción del libro 6; y dice: "A veces incluso se utiliza con frecuencia la propia conjunción quod; Marcial: Hoc scio, quod scribit nulla puella tibi; Horacio: Si tibi nulla sitim leniret copia lymphae, narrares medicis quod quanto plura parasti, tanto plura cupis; Séneca, en la Cuestiones Naturales: Miramur quod accessionum fluminum maria non sentiat, aeque mirandum est, quod detrimentum exeuntium terra non sentit; el mismo: Nos putamus quod quia nubes colisae sunt, ideo fulmina emittunt; Plinio, en carta a Serviano: Gaudeo et gratulor quod Fusco Salinatori filiam tuam destinasti; el autor contra Salustio: Credo quod non omnes tui similes incolumes in urbem uenissent". Hasta aquí las palabras de Linacro. Ahora responderé por orden a los seis testimonios aducidos. El primero es de Marcial, del epigrama 64 del libro 11, dice así: Nescio tam multis quid scribas, Fauste, puellis; hoc scio quod scribat nulla puella tibi; el quod es relativo; es como si dijera: Tu multa scribis puellis, quum sis paedico, ut uidelicet te ostendas puellarum amatorem, sed ego scio quid sit propter quod nulla tibi rescribit, quia pueros amas. El segundo es de Horacio, de la carta 2 del libro 2: Si tibi nullam sitim finiret copia lymphae, narrares medicis quod quanto plura parasti, tanto plura cupis, nulline faterier audes?; véase la negligencia de Linacro, quien, al no entender la frase de Horacio, afirmaba que el poeta escribía mal; no es latín Fateor quod uerum dicis, pero sí es latín Quod uerum dicis irascor, ya que en el último caso se trata de un relativo, mientras que en el primero no. El tercer texto de Séneca no va contra mi doctrina, ya que el quod repetido es un nombre, y falta además la preposición katà o dià, de forma que sería dià ti? Al cuarto texto, también de Séneca, lo considero una glosa, ya que la opinión de Séneca sobre los rayos es muy otra; su opinión está en el capítulo 32 del libro 2 de la Cuestiones Naturales; pero si alguien se empeña en que son palabras de Séneca, yo también me puedo empeñar en decir que no es difícil demostrar que en ese caso Séneca no habla con pureza. El quinto texto de Plinio está escrito con elegancia. El sexto, de Cicerón, no es en absoluto un barbarismo. Y me extraña que no sólo Linacro, sino tampoco Quintiliano, Valla y otros no vieran que estas malas y bárbaras frases, que se nos trasmiten bajo el nombre de Salustio y Cicerón, fueron en realidad escritas por algún autollamado escritor y bárbaro. Esto lo indicaron con suficiencia Pedro Victorino y Sebastián Corrado en su Cuestura, además de otros. Con este ejemplo pasamos a los ejemplos del segundo tipo. Si en contra de nuestra doctrina nos aducen al respecto testimonios de Séneca, ¿qué otra cosa decir sino que el latín de Séneca es malo en muchos aspectos? Plinio, en la carta 11 del lib. 2, dijo: Adnotatum est experimentis quod fauor et misericordia acres et uehementes primos impetus habent. Pero responderá por mi Policiano, en su carta 1, donde dice: "Que otros añoren el parecerse al orador Plinio, ya que se alaba su madurez y disciplina. Yo, por el contrario, diré que desprecio a todo aquel siglo de Plinio". Atrevámonos, pues, ya a burlarnos del precepto de Lorenzo Valla, en el cap. 17 del lib. 2, donde dice: "A los verbos de opinión y de conocimiento les marcamos con quod: Opinor quod pater aut mortuus est aut grauiter aegrotat"; y en el cap. 20 del mismo libro: "Se dice uolo quod scribas, y no quod scribis". He aquí un extraordinario maestro de la oratoria. Pero debemos decir algo del latín del Digesto, cuyos autores, según la opinión de todos, se equiparan a Cicerón; libro 1, título 6, ley 1 De iure personarum: Alia diuisio sequitur quod quaedam personae sunt sui iuris, quaedam alieno iuri subiectae; y en el mismo libro, titulo 20, ley 1: Huius rei fortissimum argumentum est quod lege Iulia de ui nominatim cauetur; y en la ley 30 del libro 15: Sciendum est generaliter quod si quis se scripserit fide iussisse uideri omnia solemniter facta. Respondo a estos ejemplos y a otros muchos que se pueden aducir del Digesto: en primer lugar, la forma quod está marcada en el Digesto de Plantino por comillas, y Taurelio advierte en su prólogo que todo lo que está recogido entre estos signos no pertenece al Digesto Florentino ni a otras ediciones del mismo, sino que son añadidos de editores recientes. En segundo lugar, mi respuesta es mucho más contundente y segura si digo que no me importa la opinión de aquellos que comparan la forma de hablar de los jurisconsultos con la de Cicerón. ¿Dónde están, por favor, en el Digesto los adornos, las figuras de palabra y pensamiento, los tropos, los periodos, los cola, los commata, y las brillantes figuras? Es más, si los juristas utilizaran la forma de escribir de Cicerón, yo diría que no saben escribir leyes. Y, por último, la época de Justiniano no se preocupaba en absoluto por la perfección de la lengua latina; encuentro en el Digesto muchas cosas que no son del agrado de oídos latinos; pongamos como ejemplo el título 11 del libro 1, donde encontramos mucho que no tiene nada que ver con el latín genuino. Suficiente gloria daremos a los juristas, si decimos que entre los hombres de su época ellos fueron los más relevantes. Sobre quidem. La partícula quidem ha sido mal entendida por los gramáticos y por los autores de otros temas; hay quienes piensan que hablan latín y que ponen a sus libros estos títulos: Quod uera sit sententia Ciceronis; Quod nulla sint uerba neutra; también se puede ver en el comienzo de los libros títulos como Libri de dialectica longe quidem utilissimi. No encuentro, tras la venerable época clásica, a nadie que utilice la partícula quidem con corrección y en su lugar; no es latín correcto Praeceptor quidem tuus est doctissimus, sino que lo elegante es Praeceptor quidem tuus est doctissimus, sed ignauus, at ignauus, tamen ignauus. Explicaré el uso elegante de esta forma a través de ejemplos de Cicerón; quien quiera más ejemplos, los encontrará fácilmente; Cicerón, en el libro 5 de Sobre los límites: Tantam uim uirtutis tantamque auctoritatem honestatis, ut reliqua non illa quidem nulla, sed ita parua sit, ut nulla esse uideatur; en el mismo libro: Illa enim quae sunt a nobis bona corporis numerata complent ea quidem beatissimam uitam, sed ita ut sine illis possit beata uita existere; en el mismo libro: Quum autem progrediens confirmatur animus, cognoscit ille quidem naturae uim, sed ita ut progredi possit longius; el mismo, en el libro 1 de Sobre las obligaciones: Altera est res, ut quum ita sis affectus animo, ut supra dixi, res geras magnas illas quidem et maxime utiles, sed ut uehementer arduas plenasque laborum; en Sobre el universo: Ita totum animal mouebatur illud quidem, sed immoderate et fortuito; en el libro Sobre la amistad: Qui negligendi quidem non sunt, sed alio quodam modo colendi; en el mismo libro: Nouitates autem, si spem afferunt, non sunt illae quidem repudiandae, uetustas tamen suo loco conseruanda est. Al explicar yo a mis discípulos estos y otros ejemplos de este tipo, me objetaron con otros ejemplos que parecen tener otra explicación; aduciré aquí esos ejemplos para que nadie se vuelva a equivocar con ellos; y aduciré el texto íntegro, para que se sepa que la partícula adversativa que debe responder a la forma quidem ha de ser buscada en el contexto lejano; Cicerón, 1 De Sobre el orador: Si quis est qui haec putet arte accipi posse, quod falsum est; praeclare enim se res habeat, si haec accendi ac commoueri arte possint, inseri quidem et donari ab arte non possunt omnia; sunt enim illa dona naturae: quid de illis dicet, quae certe cum ipso homine nascuntur, linguae solutio, uocis sonus, litera, uires, conformatio quaedam, et figura totius oris et corporis? Neque hoc ita dico, ut ars aliquid limare non possit, neque enim ignoro et quae bona sint fieri meliora posse doctrina, et quae non optima aliquo modo acui tamen et corrigi posse; es como si dijera: Inseri quidem haec arte non possunt; el mismo, en la carta 24 del libro 7: Amoris quidem tui quoquo me uerti uestigia uel proxime de Tigellio; sensi enim ex literis tuis ualde te laborasse; amo igitur uoluntatem, sed pauca de re; es como si dijera: Amor quidem tuus notus est, sed de re ipsa pauca dicam; el mismo, en la carta 3 del libro 2: Meam quidem sententiam aut scribam ad te postea pluribus, aut ne ad eam meditare imparatum te offendam coramque contra istam rationem, meam dicam; ut aut te in meam sententiam adducam aut certe testatum apud animum tuum relinquam quid senserim, ut si quando quod nolim displicere tibi tuum ceperit, possis meum recordari, breuitatem tamen sic habeto; Horacio, en la epíst. 1 del libro 2: Multa quidem nobis facimus mala saepe poetae, (ut uincam egomet caedam meam) quum tibi librum sollicito damus aut fesso? Quum laedimur unum, si quis amicorum est ausus reprehendere uersum. Quum loca iam recitata reuoluimus irreuocati, quum lamentamur non apparere labores nostros et tenui deducta poemata filo, quum speramus eo rem uenturam, ut simul atque carmina reieceris nos fingere commodus ultro, arcessas et egere uetes et scribere cogas; sed tamen est operae pretium cognoscere quales aedituos habeat uirtus; Virgilio, en el libro 4 de Geórgicas, hablando de Eurídice: Illa quidem, dum te fugeret per flumina praeceps, immanem ante pedes hydrum montura puella seruantem ripas alta non uidit in herba. At chorus aequalis dryadum. Alguien aducirá como objeción los siguientes textos de Cicerón y de otros; Cicerón: Et aethera quidem ipsum siue coelum appellare libet; Virgilio: Ac me tunc quidem; y otros muchos textos, en los que no encontramos una partícula que responda. Yo respondo que en estos casos estamos ante otra partícula dividida por tmesis; así <et> aethera quidem equivale a et quidem o equidem; et nos quidem equivale a equidem nos, y así en otros muchos casos. Todavía hay aún quienes objetan que la partícula quidem se encuentra sin otra partícula que la responda y sin que haya posibilidad de tmesis, ya que en latín se dice qui quidem, hanc quidem, illa quidem, sin ningún añadido más. Respondo que tras quis, quae, quod, hic, ille, es correcto poner un quidem sin valor adversativo, como ocurre en quas quidem, ille quidem; pero, si se pretende decir que este quidem tiene significado, diré, en contra de los gramáticos que así piensan, que ni aquí ni en otro sitio la partícula quidem tiene significado de afirmación; casi siempre es, en efecto, equivalente a saltem; en español: "A lo menos , una por una", "a lo que puedo juzgar". Así, si alguien me pregunta: Venitne huc Petrus?, responderé: Minime, quod quidem uiderim; Terencio, en Formión: Mihi paratae lites, quid mea, illa quidem nostra erit. De Terencio y Cicerón me presentan como objeción algunos testimonios; pero se trata de textos corruptos. Terencio, en Adelfos: Occidunt me quidem dum nimis sanctas nuptias student facere; in apparando totum consumunt diem; pero ya muchos han visto que este texto ha de ser leído de otra forma; así: Occidunt me, qui dum nimis sanctas nuptias student facere, etc. Cicerón, en Sobre la vejez: Ille autem Caepione et Philippo iterum consulibus mortuus est, quum ego quidem quinque et sexaginta annos natus legem Voconiam suasissem; la forma quidem, dice Lambino, está ausente en todas las viejas ediciones de este texto. Cicerón, en el libro 1 de Sobre la adivinación, al final: Quumque animi hominum semper fuerint futurique sint, cur ii quidem quid ex quoque euenerint perspicere non possint; Lambino lee: Cur ii quid ex quoque etc. También se objeta lo que constantemente se lee en las cartas de Cicerón: Si uales, bene est, ego quidem ualeo; pero el error de los gramáticos es vergonzoso, ya que no supieron interpretar estas siglas: S.V.B.E.E.Q.V., que quieren decir: Si uales, bene est, ego quoque ualeo; y no faltan quienes efectivamente lo interpretan así a partir de la carta 34 del libro 10 y de la carta 15 del libro 12: Si ualetis liberique uestri ualent, bene est, ego quoque ualeo. Cicerón, en la Paradoja 5: Qui legibus quidem non propter metum parent; otros leen con mejor criterio: Qui ne legibus quidem propter etc. Paradoja 6: Haec quidem utrum abundantis aut egentis signa sint etc.; Lambino y otros leen: haec utrum abundantis etc. A veces, sin embargo -por no callar nada-, no hay ninguna partícula adversativa que responda a quidem; pero si se analiza con atención, de algún modo precede; Cicerón, en el libro 15 de las cartas: Fateor ea me studiose sequutum ex quibus mira gloria nasci possit; ipsam quidem gloriam per se nunquam putaui expetendam; es como si dijera: gloriam quidem nunquam expetiui, sed ea ex quibus gloria nascitur. El mismo, en libro 12, epist. 19: Sed hoc ex re et tempore constitues, mihi quidem usque curae erit quid agas, dum quid egeris sciero. Desconocen la propiedad y la elegancia de la lengua latina quienes ignoran la diferencia y el valor de las partículas. Y Lorenzo Valla, al intentar explicarlo, lo oscureció aún más. Si Valla hubiese visto que muchas de estas partículas, entre las cuales él marca diferencias, se leen juntas, habría quizás dejado a un lado estas sus simplezas. Hay que tener en cuenta, pues, que las siguientes partículas van unidas entre sí: Etsi quanuis, quanuis licet, ergo igitur, post hoc dein, deinde postea, tandem denique, quia enim, quidem certe, ex templo simul, en ecce. Y así otras quizás. Etsi quanuis. Cicerón, en la carta 7 del lib. 16 a Atico: Etsi quanuis non fueris suasor et impulsor profectionis meae, approbator certe fuisti. |
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