[II]
|
|
|
CAPÍTULO II
Todos los verbos son activos o pasivos; no existen 1os neutros y comunes, ni las especies inventadas por gramáticos. Los gramáticos, llevados por no sé qué error, dividieron los verbos en cinco especies: activos, pasivos, neutros, comunes y deponentes. "A nosotros, sin embargo", dice César Escalígero, "nos basta con dividir a los verbos en dos grupos: los que significan acción y los que significan pasión; incluso estos dos grupos se reducen a uno, concretamente al verbo EST, que es la raíz y el fundamento de ambos". Esta afirmación de Escalígero puede ser confirmada con el siguiente argumento: la filosofía, es decir, el razonamiento recto y sin errores, no acepta que haya intermedio entre el hacer y el padecer, ya que todo movimiento es acción o pasión; es más, si se analiza el tema con profundidad, la acción y la pasión no se diferencian en nada más que en una cierta perspectiva mental: es la diferencia que hay entre subir y bajar. Esto es lo que enseña Aristóteles en el libro 3 de su Física, capítulo 3. En consecuencia, lo que no existe en la realidad, no debe tener nombre; "En lo que se refiere a aquello que no hace nada", dice Cicerón, "no se debe ni siquiera pensar cómo es"; el mismo, en Sobre la naturaleza de los dioses: "A mí me parece que aquello que no hace nada ni siquiera existe". Pues bien, ¿qué hacen los verbos neutros, si no son activos ni pasivos? Si el sujeto hace, algo hace; si vive, algo vive; ¿cómo aceptar un agente en los verbos llamados neutros, si no hace nada? O ¿es que se desconoce que toda causa eficiente debe producir necesariamente un efecto? ¿que un efecto no puede tener consistencia sin una causa? Gran razón tenía Aristóteles al afirmar en el libro primero del De generatione et interitu que en toda acción hay un agente y un paciente. Se me objeta: Tomas tus argumentos de la filosofía; temía que se me dijera que los tomaba de los proxenetas. Como si hubiera algún arte que pueda montarse sin ningún tipo de argumentación. De todas formas, la conclusión es que los verbos neutros no existen ni pueden existir, ya que no se puede dar ninguna definición de ellos. Y si desprecias los argumentos filosóficos, escucha también a los gramáticos antiguos Prisciano: "El verbo es la parte de la oración con tiempos, sin caso, y que significa acción o pasión. En esta definición", sigue diciendo, "quedan incluidos todos los verbos, tanto los finitos como los infinitivos y también los neutros, llamados absolutos; y los deponentes son totalmente, por naturaleza, o bien activos o bien pasivos". Casi lo mismo dice Antonio de Nebrija en el libro 3: "El verbo", dice, "es una parte de la oración declinable, con modos y tiempos y que significa acción o pasión". Más claramente lo dice César Escalígero: "Para ellos está claro que los verbos neutros no son diferentes de 1os activos". Así pues, todos confiesan, cuando se dejan guiar por la razón, que los verbos sólo se pueden dividir en activos y pasivos. Pero pronto caen en absurdos gramaticales mezclando gran cantidad de tipos de verbos y, lo que es peor, clasificándolos por sus terminaciones en -o y -or; como si la naturaleza de los verbos tuviese que ser analizada por su terminación y sus accidentes, y no por su esencia. ¿Acaso afficio te iniuria significa cosa distinta que prosequor te injuria? ¿Y osculor te que basio te? Todos son activos por naturaleza, tengan la terminación que tengan, ya que los llamados deponentes son totalmente activos; y no se llaman así porque sean un tipo distinto de los activos, sino porque en un tiempo fueron comunes, que significaban al mismo tiempo acción y pasión; pero dado que "depusieron" su significado pasivo, pasaron a ser llamados "deponentes", o, de otra forma, "activos deponentes". Así pues, cuando estuvieron en uso los verbos comunes, no había deponentes; y ahora, que están en uso los deponentes, no existen los comunes. ¿Quién, efectivamente, dice ahora en latín Tu amplecteris a me? y ¿Tu oscularis a me? y ¿Liber interpretatur a praeceptore? Y si me dices que hay participios que tienen ambos significados, responderé que ello está a mi favor, ya que digo que en un tiempo hubo verbos comunes de los cuales quedan restos en algunos participios . Y ¿qué responder si se me aducen participios de tus verbos deponentes con el significado pasivo? Que antes de Cicerón hubo muchos verbos comunes; él mismo nos ofrece en su Sobre los deberes esta cita de un viejo poeta: O domus Anti, quam dispari domino dominaris; también Salustio introduce en Jugurta un discurso de Cayo Memio en el cual se lee esto: Quidquid sine sanguine ciuium ulcisci nequit; Cicerón, en el Orador perfecto dijo: Pes enim qui adhibetur ad numeros partitur in tria; en este caso hay que decir que partitur es la pasiva de partio y no que es un verbo común; aunque para mí el texto es sospechoso; quizás haya que leer numeros partitur, es decir, los clasifica. Así pues, está ya claro que todos los verbos son activos o pasivos, como hemos comprobado en Aristóteles; es, pues, falso lo que concluyen los dialécticos a partir del análisis de las categorías: que entre el hacer y el padecer hay un medio, el yacer, el estar, el estar colocado; es falso, porque si yace, o se sienta, o está colocado, algo hace: sedet sessionem y stat stationem. Y es que yo puedo comprobar con múltiples argumentos que las categorías o predicamentos de Aristóteles no existen. Y mucho menos hay que aceptar las tristísimas conclusiones de filósofos y teólogos sobre las acciones permanentes y las acciones transitorias. Si hay acción, algo se hace. Los gramáticos que han clasificado en especies a los verbos activos, neutros y deponentes yerran torpemente de múltiples formas. En primer lugar, porque "especie" en gramática no significa lo que se cree, sino aquello que dijimos en el libro 1 cap. 3. En segundo lugar, porque todo el mundo ve claramente que los verbos de la primera especie, o del primer rango, si prefieres, son también de la sexta, de la cuarta, y pueden ser también de otras; decimos, en efecto, amo te, y insania est amare tanti, y id amo te, y quid nos amas de fidicina istac, y ubi sunt qui amant a lenone, en Plauto; así pues, si todos los verbos pertenecen a distintas especies, ¿qué falta hacen esas especies, es decir, esas triquiñuelas y falacias?; lo diré más claro: si todos los verbos son de todos los rangos o si ningún verbo tiene su sede en un solo rango de manera que no pueda pasar a otro, es manifiesta locura atormentar las mentes de los niños con estas especies. Finalmente, yerran sobre todo en esto: en que, aun siendo verdad que los verbos de la primera especie rigen acusativo, no se sabe cuál es ese acusativo; ¿qué es en latín foemina reponit genus, o mas reponit genus, si no hay ningún testimonio de estas frases?; ¿qué autor latino dijo alguna vez ego amo deum o deus amatur a me? ¿Pronunciarás como latinas frases como facio orationem y do tibi damnum, y muchas de este tipo? La lengua debe ser aprendida de los escritores y no de la gramática; la gramática no enseña a hablar latín, sino que adapta el latín a una técnica gramatical; a hablar latín se aprende después, imitando a los latinos. Así pues, si todos los verbos., exceptuando el verbo sustantivo, son activos o pasivos, hay que entender que todos los activos llevan, o bien diferentes tipos de acusativos, como facere uerba, fidem, finem, o bien uno sólo, el suyo, como uiuere uitam, mori mortem, egere egestatem, furere furorem; de estos acusativos habla así Rufiniano en el libro 2 de su Retórica: "Pleonasmo, como mortem occumbere, obire diem, uiuere uitam, pugnare pugnam, ire iter"; en estas frases, tanto si se añade como si se quita el acusativo, permanece el mismo sentido y todas las palabras permanecen con el mismo valor; y es que es lo mismo uiuo que uiuo uitam; careo pecuniarum que careo caritatem pecuniarum; egeo medici que egeo egestatem medici; ¿cómo iba a existir en pasiva formas como egetur, sedetur, statur, si no se dijera en activa egeo egestatem, sedeo sessionem, sto statum o stationem? Se me objetará con esta pregunta: ¿por qué no encontramos estos acusativos? Sencillamente porque sería una falta expresarlos o, al menos, un arcaísmo, ya que en otro tiempo era frecuente decir nocere noxam y seruire seruitutem; ahora, salvo que haya que añadir un adjetivo, su uso es pleonástico; efectivamente, de la misma forma que es vano decir gaudemus gaudium, así también es necesario decir tuum o alienum gaudium gaudebimus, hunc furere furorem, consimilem ludere ludum. Entre los griegos, como dice Budeo en sus Comentarios, es normal, en todos los verbos, tanto transitivos como absolutos, pasivos o deponentes, poner en acusativo un sustantivo de la misma raíz del verbo. Una cosa hay que advertir con cuidado: que los verbos que exigen un solo acusativo, como uiuo y dormio, pueden aceptar otros muchos, con tal de que esos otros acusativos signifiquen, metafóricamente, lo mismo que el acusativo del nombre del mismo significado. Se puede decir, en efecto, rectamente de un avaro uiuit pecunias, es decir: toda su vida no es otra cosa que el dinero; Virgilio: Corydon ardebat Alexin, es decir: el ardor en el que ardía Condón era Alexis; en las Sagradas Escrituras se dice muy bien: Terra germinet Saluatorem; así decimos somniat thesaurum; Cicerón, carta 28 del libro 13: Tum studia illa quibus ante delectabamur nunc etiam uiuimus; Adrián Turnebo, en el cap. 1 del libro 10 de Adv., a propósito de la frase de Persio Iratum Eupolidem praegrandi cum sene palles, dice: "Con audacia está escrito pallere Eupolidem; es como si dijera pallere pallorem; quiere decir: palideces porque has hecho un esfuerzo tan grande en tomo a esos poetas que, a consecuencia de ese excesivo trabajo, has contraído tu rostro hasta perder el color". Hasta aquí el comentario de Turnebo. Giros parecidos son: Alios suspirat amores, crepat sulcos et uineta; pero de ellos hablaremos en su lugar. Hay que advertir además que el acusativo etimológico que aparece en los verbos simples, puede también sobreentenderse en los compuestos, como en obiit, interiit, periit, en los que se suple uiam o iter. |
Copyright(c) de la versión electrónica 2004 Carlos Cabanillas. Proyecto GRAMMATICVS. |