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CAPÍTULO X
Cualquier participio tiene todos los valores temporales, aceptando concretamente el tiempo del verbo al que va unido. Independientemente de lo que ya más arriba expuse en el capítulo 15 del libro 1, hay que advertir que un participio activo va frecuentemente unido al verbo sustantivo. Cicerón, en Orador: Est enim, ut scis, quasi extrema pagina Phaedri his ipsis uerbis loquens Socrates; el autor de la invectiva a Salustio: Vnus enim satis es materiae habens; Cicerón, en Sobre la amistad: Quid enim erat Aphricanus indigens mei?; el mismo, en Adivinación, 1: Est apud Platonem Socrates dicens Critoni suo familiari; el mismo, en el libro 6 de las cartas: Nam si quisquam est timidus in magnis periculosisque rebus, semperque magis aduersos rerum exitus metuens quam sperans secundos, is ego sum; Livio, libro 20: Illa longa oratio nec ad uos pertinens sit; Terencio, en Eunuco: Peregrinus est minus potens quam tu, minus notus, amicorum hic habens minus; el mismo: Primus esses proferens; Gelio, libro 5, cap. 9: Quum antea non loquens fuisset. Se une con frecuencia a otros verbos, como en uidi legentem, discedens legebat. Se convierte en nombre siempre que no tiene caso verbal, como en uirtutis amans; de donde se forman los comparativos y superlativos. Amaturus se une a todos los verbos y tiempos, incluso futuros. Consulta, más atrás, el cap. 15 del libro 1. Amatus se une a todos los verbos, como en amatus eras, comitatus est patrem o a patre. Mira más arriba, libro 1, cap. 15. Amandus se une a todos los verbos y tiempos, incluso futuros, como en Lectio legenda erit. Valla, libro 1 cap. 26, afirma que no se puede decir Timeo te uerberandum fore. Pero se engaña; Cicerón, a Apio, libro 3: Quasi diuinarem tali in officio fore mihi expetendum aliquando studium tuum; Livio, libro 37: Aut sub pellibus habendos milites fore; et libro 36: I(p. 143v) Eo quoque enim mittendos fore legatos; et libro 38: Non id Corneliae magis familiae quam urbis romanae fore erubescendum. Consulta más arriba, libro 1, cap. 15. En nominativo va muchas veces unido al verbo sustantivo, como en legenda <est> lectio, legendae sunt epistolae; así también legendum est, tacendum est; donde se sobreentiende tò legere, tò tacere, según hemos dicho ya. Y decir que legendum est es un gerundio en nominativo no es menos correcto que decir que lectum est; en ambos casos falta tò legere; y en ambos casos se trata de un participio pasivo en nominativo; en acusativo estarían si se dijera: Legendum esse, lectum esse. En genitivo depende de nombres que rigen genitivo, como en tempus est legendae lectionis, y legendarum lectionum, y legendi tò legere. En dativo tenemos Terentianae comoediae conferunt expoliandae linguae y scribendis fabulis; Livio: Si res publica soluendo aeri alieno non esset; y Tu soluendo non eras, es decir, aeri alieno aptus o idoneus. En acusativo decimos Censeo reddendam pecuniam, o reddendas pecunias esse, o fore; y ueni ad soluendam pecuniam, o soluendas pecunias. Se equivocó Valla al enseñar que hay verbos que rechazan la preposición cuando llevan esta forma del gerundio, como loco, conduco, mando, curo etc.; así: curaui mittendas litteras, locaui faciendam domum; con otros verbos, sin embargo, se exige preposición, como ueni ad salutandam matrem, o propter salutandam. Es sin duda ridículo preocuparse por si un adjetivo acepta o rechaza la construcción con preposición; el adjetivo simplemente sigue a un sustantivo, como en uidi hominem doctum, o ad hominem doctum accedo. Así pues, no hay ningún verbo que no pueda llevar esta forma en -dum con preposición o sin ella; así ueni ad salutandam matrem, y ueni iterandam uiam; trado tibi puerum docendum, o trado tibi pecunias o docendum puerum; curaui mittendas pecunias, o curaui rem ante mittendas pecunias; Horacio: Haec porcis comedenda relinques. Así pues, cuando hay dos acusativos, el primero no tendrá preposición y el segundo la llevará necesariamente. En ablativo siempre lleva preposición, aunque frecuentemente sobreentendida, como en Sudas in componendo carmine, o componendis carminibus. Valla, en el lugar citado, dice: "Hay que procurar que el verbo regente no signifique movimiento, como ocurre en reuertor ab arando". Mucho se equivoca; Cicerón, en el Bruto: Idem traducti a disputando, ad dicendum inopes reperiuntur; el mismo: A dicendoque deterrent; el mismo, en Sobre el orador, 2: Ipse a dicendo refugisti; estos ejemplos, ya sean, como afirman los gramáticos, gerundios en ablativo, ya sean participios con un sustantivo sobreentendido, no salvan el error de Valla; Cicerón, contra Verres: Non uideor omnino a defendendis hominibus subleuandisque discedere; el mismo, en Sobre el orador, 3: A regendis ciuitatibus totos se ad cognitionem rerum transtulerant. |
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