[2.elipsis]

 

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Texto latino

SOBRE LA ELIPSIS.

     La elipsis es la falta de una o varias palabras para que exista una frase construida según la norma. Así en paucis te uolo y en noctuas Athenas; y en Terencio: Egone illam...? Quae illum...; quae me...; quae non...; en relación con este texto, dice Donato: “Hay elipsis y aposiopesis”; quiere decir: "desde el punto de vista de la gramática, hay elipsis de palabras y desde el punto de vista de la retórica, hay aposiopesis", es decir, reticencia o corte de frase.

     La doctrina de la elipsis es absolutamente necesaria.

     Antes de acceder a esta importante tarea, parece que se debe refutar aquello que acostumbran a proclamar los desconocedores de la lengua latina: que no se debe suplir, porque, si se supliera, frases como ego amo Dei y ego amo Deus serían frases latinas, ya que en la primera faltaría praeceptum y en la segunda quae praecepit. A éstos se les puede responder que carecen de sentido común. Mi norma es que sólo se puede suplir lo que suplieron los venerables antiguos o aquello sin lo cual no puede haber gramaticalidad. No hay ninguna lengua que no guste de la brevedad en su realización, y hablamos tanto más agradablemente cuantas más cosas dejamos sobreentendidas. "Una cosa es", dice Fabio, "hablar en latín y otra hablar según la norma gramatical". Traigamos a colación algunos versos de los poetas. Virgilio, en el libro 4 de la Eneida: Nec uenit in mentem quorum consederis aruis?; gramaticalmente habría que decir: Nec uenit tibi, o Dido, in mentem recordatio illorum hominum in quorum hominum aruis tu consederis? Terencio, en Heautontimorumenos: Vel me monere hoc, uel percontari puta: rectum est, ego ut faciam; non, ut deterream; gramaticalmente habría que decir: O Menedeme, uel tu puta me monere tibi hoc negotium, uel tu puta me a te hoc negotium percontari; quia, si hoc negotium, quod negotium ego abs te rogo, rectum negotium est, ideo te illud negotium rogo, ut ego idem negotium faciam; at uero si hoc negotium, quod negotium tu facis, rectum negotium non est, hac quoque de causa illud negotium ego a te rogo, ut ego te ab illo negotio deterream. ¿Qué más insulso y frío? Horacio, defendiendo, por así decir, mi postura y aceptando la elipsis, dice en Sátiras 1, 10: "Es necesaria la brevedad, para que la frase sea fluida y no tropiece en palabras pesadas que cansen los oídos". En las construcciones comparativas faltan con frecuencia muchas palabras; así, digitorum medius est longior, sintácticamente sería: Ex numero digitorum medius digitus est longior quam caeteri digiti sunt longi. El texto de Horacio, Si meliora dies, ut uina, poemata reddit, sintácticamente sería: Si dies reddit poemata meliora quam antea erant bona, ut dies reddit uina meliora quam antea etc. Contra estos nuestros gramatiquillos se manifiesta Quintiliano, en 9, 3, cuando dice: "Las figuras que ocurren por defecto, se buscan fundamentalmente por mor de brevedad y de la novedad". Por otro lado, ¿qué gracia tendrían la multitud de proverbios que hay si fueran expresados en su integridad gramatical?: Lupus in fabula, Ad fractam canis, Ne sutor ultra crepidam, Posterioribus melioribus, Inter caesa et porrecta, Manum de tabula, y otros mil de este tipo. Por otro lado, la gramaticalidad nos obliga a sobreentender muchas palabras, las cuales, si se pusieran, destruirían la elegancia del latín o bien darían lugar a un sentido dudoso. De ahí que muchas veces se supriman las preposiciones y muchas más el participio ens, como en Nate, meae uires, mea magna potentia solus, es decir, ens; Annibal peto pacem, es decir, ens. Son construcciones que los ignorantes ponen en relación con la aposición o la evocación. Vemos también a veces que faltan palabras que no se pueden suplir sin cometer un error, pero que la gramática suplirá necesariamente; tales son las frases Tuas spes non curo quibus me allicis; Tua contemplor ora, quorum aspectu delector; Vim mihi intulisti, cui resistere nequeo; Tuam uicem doleo, quae me excruciat; Sustuli duos liberos, unum hic, alterum Salmanticae; Cicerón: Praestantissimum ius est augurum, eorum quae fiunt in re publica; el mismo Cicerón: Vnum coelum esset an innumerabilia; Curcio: Mare Caspium dulcius caeteris. Servio, al comentar el verso Tmolus et assurgit quibus et rex ipse Phanaeus, del libro 2 de las Geórgicas, enseña que a veces se sobreentienden muchas cosas que no se pueden decir abiertamente; y aduce la frase de Salustio: Sertorio triplices insidiae positae erant; prima etc.; mira también el comentario de Servio al verso virgiliano Bisque die numerant ambo pecus, alter et haedos.

     Permítaseme ya, por parte de los gramáticos, descubrir los tesoros de la elipsis, sin los cuales atenta contra la lengua latina quien se atreva a llamarse latino.

     Reglas generales.

     Platón afirma en el diálogo Sobre el ser que no puede haber oración sin nombre y verbo. Muchos nombres, en efecto, como leo, canis, capra, no indican nada; y lo mismo ocurre con muchos verbos, como currit, ambulat, mouetur. Lo mismo enseña Aristóteles, en Peri hermeneias 2: "Así pues, un verbo sin sujeto no significará nada".

     Nominativo de la misma familia.

     En curritur, sedetur, statur falta cursus, sessio, statio, o, mejor, currere, sedere, stare. Lo mismo ocurre en todos los verbos que los gramáticos llamaron muy mal "impersonales de voz pasiva". Mira lo que dije más atrás en el capítulo 1 del libro 3.

     Hay que entender lo mismo en los verbos llamados "de naturaleza", como pluit, ningit, lucescit, donde falta pluuia, nix, lux. Mira el capítulo 1 del libro 3.

     Lo mismo ocurre en estos otros cinco: miseret, taedet, pudet, piget, poenitet. Y es que miseret me tui, según el testimonio de Prisciano, equivale a misericordia tenet me tui; y taedet me ciborum a taedium ciborum tenet me. Son, pues, verbos activos en los que se sobreentiende misericordia, taedium, pudor, pigritia, poena. Véase el capítulo 3 del libro 2.

     Acusativo de la misma familia.

     Pues bien, si en pasiva se sobreentiende un nominativo de la misma familia, se sigue también -y esto lo reconoce el propio Prisciano- que se sobreentiende un acusativo de la misma familia en los verbos que los gramáticos llaman absolutos, cuando aparecen como activos. Tal ocurre con curro, ambulo, sedeo, donde se sobreentiende cursum, ambulationem, sessionem etc. Lo que sucede es que este acusativo no se pone para evitar el pleonasmo. Sí se pone necesariamente cuando va con un adjetivo; así en hilarem uitam uiuis, bonum certamen certaui. Así pues, todos lo verbos son activos o pasivos, ya que, según Aristóteles, todo movimiento es o acción o pasión. No hay punto medio. Véase más atrás, libro 3, capítulo 1.

     Ciertamente el nombre de la misma familia del verbo puede ser de dos tipos: lectio y legere son nombres verbales de lego, como amare y amatio de amo; así decimos curro cursum o curro currere, y cursus curritur o currere curritur. Efectivamente, según Prisciano, el propio infinitivo era llamado nombre verbal por los antiguos. Así pues, bonum est legere y bona est lectio en nada se diferencian. Lo mismo enseña Eustacio en el libro 1 de la Ilíada, página 654.

     Infinitivo de la misma familia en lugar del nombre.

     Así pues, cuando no se tenga el correspondiente nombre verbal, se podrá recurrir perfectamente al infinitivo del propio verbo, para no vernos obligados a expresar una acción que no hace nada o una causa que no tiene efecto. Pues si Cato uiuit, evidentemente uitam uiuit o uiuere uiuit; y así placet placere, uadit uadere, pergit pergere, caret carere etc. Esto no sería difícil de probar en hebreo, donde se dice constantemente pergit pergere y morieris mori; en Habacuch 2: Venire ueniet et non tardabitur. Y en griego no es difícil encontrar un infinitivo de igual raíz; Homero dice con frecuencia abiit abire y dixit dicere. Y también los latinos se expresan a veces de esta forma; Catulo: negat negare; Plauto, en Pséudolo: Pergitis pergere?; Cicerón, en Arato: Post hunc ore fero Capricornus uadere pergit; el mismo Cicerón, en Académicas: Itaque confestim ad eum ire perreximus; Livio: Classi ire obuiam hosti pergit; Plauto, en Aulularia: Nunc domum properare propero; Terencio: Domum ire pergam; el mismo: Placide ire perrexit?; Cicerón, en Sobre la Adivinación 1: Si ire perrexisset; Livio, en Púnicas 2: Pergit deinde ire sequentibus paucis; Virgilio: Obseruans quae signa ferant, quo tendere pergant; el mismo: ita farier infit; Cicerón, en Sobre las leyes 1: Sed iam ordire explicare de iure ciuili quid sentias.

     Este infinitivo de la misma familia se sobreentiende en los participios neutros. Así en lectum est, legendum erit se sobreentiende legere; defessus sum legendo, es decir, legere o legenda lectione. Y es que, como se ha dicho, legere y lectio no se diferencian. Mira más adelante el término negotium.

     El mismo nombre.

     Si tras un verbo sustantivo siguen un adjetivo o un genitivo, se sobreentiende necesariamente el mismo nombre. Así, Hoc pecus est regium o regis equivale a Hoc pecus est pecus regium o pecus regis. Cicerón, en La defensa de Milón: Caesaris potentiam suam potentiam esse dicebat; el mismo, en la defensa de Marcelo: Tua enim cautio nostra cautio est; el mismo, en Tusculanas 2: Non ego dolorem dolorem esse nego; el mismo, en la defensa de Marcelo: Quis est qui non intelligat tua salute contineri suam, et ex unius tui uita pendere omnium; Terencio, en Hécira: Verum id uitium nunquam decreui esse adolescentiae, es decir uitium adolescentiae, como dice Donato al comentar este texto; Plauto, en Casina: Nunquam edepol ieiunium ieiunium est; Cicerón, en Sobre la naturaleza de los dioses: Itaque in illis selectis breuibusque sententiis haec prior sententia est; Ovidio: Pendet et a uestra nostra salute salus; Terencio, en Heautontimorumenos: Assimulabimus tuam amicam huius esse amicam; y en Las Sagradas Escrituras: Domus mea domus orationis est; y otra vez: Domus mea domus orationis uocabitur; en Juan 7: Mea doctrina non est mea, sed eius qui misit me, patris; en el Salmo 137:  Laudate dominum, quia bonus dominus; así decimos: Hic non est honor, sed onus; hoc non est munus, sed poena, es decir: hoc munus non est munus; Lucano: Neque enim ista uocari proelia iusta decet; Terencio: Vis  est haec quidem. Neciamente, pues, enseñan los gramáticos que el verbo est rige genitivo; y más neciamente los dialécticos que enseñan que el accidente puede ser predicado de la sustancia, como en Cicero est albus, lo cual es falso, ya que Cicero est albus y Cicero est homo albus no se diferencian. Y no se cuentan más palabras aquí que allá. Por otro lado, si no se sobreentiende nada, esa frase sonaría como Cicero est albus Cicero. Véase más abajo el término homo.

     Cuando el genitivo parece no concertar con un adjetivo dicen esos que hay un grecismo o antiptosis; así en multos militum amisit, es decir, multos milites; Horacio, en Sátiras 2: Corruptus uanis rerum, es decir, uanis rebus; el mismo, en Odas 4: Virginum primae; en el mismo libro: Nec tu pessima munerum ferres; mira lo que dice Lambino en relación con la oda 12 del libro 4; Lucano, libro 2: Minimas rerum discordia turbat, es decir, minimas res. Pero no es así, ya que nunca habrá un adjetivo sin sustantivo; hay que suplir el mismo nombre; Livio, en libro 9, década 4: Neque earum rerum ullam rem, in quas iureiurando obligati erant, in se aut in alios admiserant. Además, en estos genitivos sin sustantivo, del cual decimos que se sobreentiende, falta también ex numero, como vamos a decir inmediatamente.

     Se suple “ex numero”.

     En toda construcción partitiva, realizada por medio de un nombre, o de adjetivos en grado positivo, comparativo o superlativo, o por medio de numerales, o de cualquier otra forma, si hay un genitivo, ese genitivo está regido por estas partículas: ex numero. Así en Hispanorum alii uigilant, alii student; Quidam boni, quidam mali, quidam fortiores, alii fortissimi; Quis uestrum; Alter horum, se suple ex numero. Plinio, libro 8, capítulo 48: Lanarum nigrae nullum colorem bibunt; Lucano: Minimas rerum discordia turbat, es decir, minimas res ex numero rerum; Cicerón, en Sobre los deberes 2: Sed omnium societatum nulla praestantior, nulla firmior etc.; Suetonio, en Galba 10: Alarum altera aegre retenta in officio. En todos estos casos y similares falta ex numero; Marcial, libro 6: Censor maxime, principumque princeps. De ahí que podamos silbar a los gramatiquillos que inculcan en los niños que los superlativos y los comparativos que ponen en relación dos términos rigen genitivo, como si ese genitivo fuera regido por el superlativo o como si sólo hubiera comparativos con genitivo cuando hay dos términos comparados, cuando son frecuentes y muy usadas expresiones como maior fratrum, belluarum prudentior, animalium fortiora. En realidad, en todos estos casos falta ex numero, como demuestran los ejemplos siguientes. César, en Guerra de las Galias 2: Ex numero aduersariorum circiter sexcentis interfectis; en la misma obra: Ex eo numero nauium nulla desiderata est; el mismo, en Guerra civil 3: Milites ex numero aegrotorum ignominiam non tulerunt; Cicerón, en Sobre la ley agraria 2: Quorum ex numero, quiper eos annos consules fuerunt, multi mortui sint, es decir, multi eorum; el mismo, en Sobre los límites 2: Quorum ex numero primus est ausus Leontinus Gorgias etc.; el mismo, en Sobre el orador 1: Homo ex numero disertorum postulabat; el mismo, en Económico, según la cita de Prisciano: Nemo ex eo numero hominum, qui apud nos eo numero dignantur; Valerio Máximo, en libro 5, capítulo 4: Quum unus ex numero Persarum; el mismo, en 6, 2: Hominibus..., e quorum turba duos retulisse abunde erit; Ovidio, en Metamorfosis: Fuit audacissimus omni de numero Lycabas; el mismo, en Cartas: Quarum de populo nulla relicta tibi est; el mismo, en Metamorfosis 4: Excipit unus ex numero procerum, quaerens cur una sororum etc.; Virgilio, en Eneida 8: Quorum de numero qui sese in bella sequantur praestantes uirtute legit; el mismo, en Eneida 5: Nemo ex hoc numero mihi non donatus abibit; Juvenal, en Sátiras 6: Quaedam de numero Lamiarum; Apuleyo, en Floridas 2: Hippias e numero sophistarum artium multitudine prior omnibus. Lo mismo evidencia también la preposición en ejemplos como ex omnibus doctissimus. Valerio Máximo, en libro 3: Erat autem is ex triginta tyrannis crudelissimus; Plinio, libro 21, capítulo 9: Tertium ex omnibus minutissimum.

     Ridículo es por otro lado lo que enseña Valla sobre unus y solus en 3, 67: que éstos son dos nombres de la clase de los superlativos y que rigen genitivo, como sucede en primus omnium; como si Horacio no hubiese escrito también sapientum octauus, y Marcial, en el libro 8, Nona sororum. Con más razón habla Tomás Linacro en su libro 6: "Falta", dice, "un nombre con preposición, como sucede ante un genitivo de este tipo: animalium fortiora quibus est sanguis crassior; se suple, en efecto, de numero o ex numero". Estas son las palabras de Linacro. Resumamos, pues, ya contra los gramatiquillos: los genitivos que acompañan a los comparativos y superlativos -salvo que se trate de la misma construcción que presentan sus respectivos positivos, como sucede en auidior pecuniarum- no están en absoluto regidos por ellos ni tienen nada que ver con ellos. ¿No es acaso ridículo lo que enseña Valla y los gramáticos a propósito de fortiores Troianorum superauit y de fortissimos Troianorum superauit, cuando dicen que en el primer caso se trata de un genitivo partitivo y en el segundo no? Pero de la locura de estos hablamos ya en el capítulo 11 del libro 2.

     Se suple “ego”, “tu”, “nos, “uso”.

     En las primeras y segundas personas, lo más elegante es suprimir el sujeto. Ponerlo, salvo que se trate de marcar una aposición o por otra causa, es un vulgarismo.

     Se suple “me”, “te” , “se”.

     Cuando el sujeto actúa sobre sí mismo, lo más frecuente y elegante es suprimir los acusativos me, te, se, como sucede en nox praecipitat, hyems aduentat, imber ingruit, nupsit regi, ille iam lauit, bene uortat, bene habet. Eneida, 2: Per pectora cunctis insinuat pauor; y después: Accingunt omnes operi; y después: Et ruit Oceano nox; el mismo: Quis talia fando... temperet a lacrimis?; Eneida 10: Tum Zephyri posuere; Livio, libro 39: Mores quidem populi romani quantum mutauerint, uel hic dies argumento erit; Suetonio: Quoties terra in orbe mouisset. Son frecuentísimas las frases bene uertat, bene res uertat, bene habet; Terencio: Quid multis moror, donde se suple me; el mismo: Facile ut pro Eunucho probes, donde se suple te; el mismo, en Adelfos: Tot res repente circumuallant, donde enseña Donato que falta se. Y no es verdad lo que enseñan Servio y otros gramáticos: que hay algunos verbos activos puestos por pasivos, como nox praecipitat por praecipitatur, y uoluentibus annis por uolutis etc. Más bien falta se, como enseña con razón Linacro y como lo demuestra el hecho de que muchas veces es expresado el se. Livio, libro 3, década 3: Nam et praecipitasse se quosdam non tolerantes famem constabat; Plinio, libro 8, cap. 36: Praecipitaturi se ex aliqua rupe; Terencio, en Adelfos: Vide ne ille huc prorsus se irruat; Virgilio: Seque ex oculis auertit et aufert; en otro lugar lo suprime cuando dice: Dixit et auertens rosea ceruice refulsit; Varrón, libro de Agricultura: Antequam calores et frigora se fregerunt; César, Guerra civil 2: Omnes se portis erumpunt; Virgilio, Geórgicas 1: Diuersi erumpunt sese radii; el mismo Virgilio lo suprime en Geórgicas 4: Erumpunt portis; el mismo, en Ciris: Nam qua se ad patrium tendebat semita limen; Persio, Sátiras, 5: Vertentem sese frustra sectabere canthum. Virgilio suprime muchas veces el acusativo, como en Geórgicas 3: Et totae solidam in glaciem uertere lacunae, donde se suple se; el mismo: Ingeminant Austri; el mismo: Tum prora auertit; Lucano: inclinat fortuna ducum; Virgilio: Altae neu crede paludi, scilicet te. De ahí esas frases tan frecuentes como crede mihi, donde se suple te, y non credo tuae fidei, donde se suple me. Cicerón: Tum se emergit et fertur illuc; Suetonio: Carmillus me euasit.

     A este grupo pertenecen los verbos pluit, ningit, serenat, tonat; ejemplo: pluuia pluit se o pluuia pluit pluuiam, ya que en muchos de estos casos puede sobreentenderse un acusativo de la misma familia, como sucede en las Sagradas Escrituras: Gaudeat se tellus tantis illustrata fulgoribus; y muchas veces leemos gaudere gaudium.

     Se suple la misma palabra.

     A veces se suple el mismo nombre, pero de forma distinta que en los casos anteriores; Plinio, libro 7, a propósito de Cicerón: Omnium triumphorum lauream adepte maiorem, donde se suple laurea en ablativo; Varrón, Sobre la agricultura 3, a propósito de los bueyes: Transmarini Epirotici non solum meliores totius Graeciae, sed etiam Italiae, donde se suple bubus; el mismo, a propósito de los perros: Cibatus canis proprior hominis quam ouis, donde se suple cibatui; Plinio: Lanarum nigrae etc., como más arriba.

     Genitivo de la misma familia.

     Y no sólo se suple el nombre del que con frecuencia depende el genitivo, sino también el propio genitivo, cosa que merece ser reseñada. Sobre este tema hay un elegante pasaje de Cicerón que ilustra muy bien toda nuestra doctrina de la elipsis; es del libro 2 del Sobre la naturaleza de los dioses: "Pero esto se dice de forma concisa, como si alguien dijera que el pueblo ateniense es regido por el consejo; falta "del Areópago"; así, cuando decimos que el mundo es administrado por la providencia, hay que pensar que falta “de los dioses”; hay que considerar, pues, que la expresión completa y perfecta es que "el mundo es administrado por la providencia de los dioses". Hasta aquí Cicerón. Horacio: Millia frumenti tua triuerit area centum, donde se suple modium; el mismo: Callidus huic signo ponebam millia centum, donde se suple sestertium; el mismo: Millia tum pransi tria repsimus, donde se suple passuum; Persio, Sátiras 6: Diis igitur genioque ducis centum parias ob res egregie gestas induco, donde se suple boum.


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