[8.significado]
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Sobre la analogía de los significados. Puestas estas reglas pasemos a la analogía de los significados. Ius, iuris, significa, en propiedad, "diario" o "porción de alimento". Los antiguos, en efecto, como dice Valerio Máximo, en libro 2, eran tan aficionados a la continencia que comían con más frecuencia harina que pan. Plinio, libro 18, 8: "Es sabido que los romanos vivieron largo tiempo de papilla y no de pan; de ahí que todavía hoy se hable de pulmentarios. No se alimentaban de carne, sino de verduras y papillas, y a toda su comida la llamaban ius". Horacio, en Sátiras 3: "Merece la pena conocer la naturaleza de los dos ius". De este ius se repartían en los banquetes partes iguales para cada uno de los asistentes; de ahí que Homero llame casi siempre aequale a un banquete. Y según Varrón, eran llamados duplicarii aquellos que en los banquetes recibían doble ración por su valor. De este hecho hay también mención en la Sagrada Biblia; efectivamente, en el Génesis, cap. 43, se dice: "A Benjamín se le dio mayor parte que a ningún otro". Así pues, ius en propiedad es lo que en español llamamos "quiñón"," "porción", "ordinario"; en griego es choenix, es decir, "medida", como lo llama Terencio; en hebreo es man, del verbo maná, que significa "dividió" o "numeró"; efectivamente, el texto de Daniel 1, "Y el rey decidió a favor de ellos una anona diaria de sus alimentos", tiene en hebreo el verbo maná. Por todo ello, pues, se llama metafóricamente ius a la obligación que le corresponde a cada uno. Vertex, dice Quintiliano, capítulo 2 del libro 8, es "agua retorcida sobre sí misma" o "cualquier otra cosa que se retuerce de igual manera". De ahí que por la forma de los cabellos se llame también uertex a la parte más alta de la cabeza, y, a partir de ahí, a lo más elevado de los montes. Valla, libro 6, cap. 11, dice: "Con razón se puede llamar a todas estas cosas uertices, pero, con propiedad, sólo es uertex el concepto primero. Por ello a nadie debe extrañar que una sola cosa signifique muchas cosas". Esto dice Valla. Yo, sin embargo, estoy más de acuerdo con Carisio, libro 1, donde dice: "Vertex deriva de uerto, uortex de uoro; según Plinio, el uertex tiene una enorme fuerza impetuosa, como en ingens a uertice pontus, mientras que uortex se refiere más bien a la acción circular de la ola, como en et rapidus uorat aequore uortex". El gramático Caper dice: "Vortex se refiere al río, uertex a la cabeza". Tempus, según Varrón, es un intervalo en el movimiento del mundo, dividido en partes, tomándose como punto de referencia la carrera del sol y de la luna; de ahí que su movimiento reglado se llame tempus. Los tempora, "sienes" en español, se llaman así, porque en ellos vemos los indicios de la vejez. La naturaleza puso en efecto señales de la edad en muchos animales: en los animales de arrastre y en las ovejas, los dientes; en los ciervos, los cuernos; y así, los hombres tienen esas señales en los tempora. De ahí que Homero llame a los ancianos poliocrótaphos, es decir, "de sienes canosas", porque los pelos canosos empiezan muchas veces ahí; y es que la parte anterior de la cabeza tiene más humedad y pituita que la posterior. Virgilio, Eneida 5: "La vejez todavía no blanqueaba desparramada sobre mis dos tempora". Véanse los problemas de Alejandro de Afrodisia y el capítulo 29 del libro 6 de Columela. Nepos, según Carisio, significa cierto grado de parentesco y se refiere también al consumidor de la hacienda del abuelo. Para mí, sólo significa "hijo de los hijos". Los niños romanos eran entregados a sus tíos para ser educados y corregidos; de ahí el proverbio: ne sis patruus mihi; y es que los tíos, aun amando a sus sobrinos, no condescienden con los errores; los abuelos, sin embargo, aman sin medida, todo lo perdonan y no saben castigar; de sus manos los nietos salen muy mal educados. Aristóteles, al final del libro 3 de Ética, llama acolasia, es decir, "falta de castigo", a la intemperancia; y los "no castigados" son llamados acolasti. Tales son los nietos. En griego son llamados nepodes, es decir, sine pede, o sea, sin fundamento, porque no son el fundamento de la hacienda de sus hijos: dilapidan, en efecto, esa hacienda. No estoy de acuerdo con los que hacen derivar nepos de nepa, escorpión, porque devoran a sus hijos. Véase Festo. Tollere a los hijos, tollere la carga, tollere a la cruz, tollere a alguien del medio o de la vida, siempre significan "elevar". En cuanto a tollere con el significado de educar o tener hijos tiene su origen en una antigua costumbre: antiguamente, los recién nacidos eran puestos en primer lugar en contacto con la tierra, como madre que era de todas las cosas. Testimonio de ello es Plinio, en el prólogo del libro 7; de Tertuliano son estas palabras: "Mientras que la colocación primera de los niños sobre la tierra es, inmediatamente, una consagración a Edea"; del libro de la Sabiduría 7 son éstas: "Yo, al nacer, recibí el aire de todos y caí sobre la tierra de semejante factura a la mía". Al niño, caído en tierra, le solían levantar inmediatamente sus padres; el niño no levantado era considerado como abdicado y abandonado y la acción era tenida como no auspiciada. Papinio, en su última silva, llora la muerte prematura de un siervo, al que había dado ya la libertad, añadiendo: "Era mío, era mío aquél, lo cogí de la tierra cuando cayó". Véanse el capítulo 11 del libro 22 y el capítulo 15 del libro 4 de Turnebo. San Agustín, en capítulo 11 del libro 4 de La ciudad de Dios: "Que lo levante de la tierra y se llame diosa Levana". Cernere, dicen, significa "ver" y "luchar"; y "cernere la herencia" significa "tener acceso a una herencia". No es así, ya que cernere, propiamente, es "separar el salvado de la harina", es decir, "cribar"; en español "cerner". Plinio, en libro 8, cap. 11: "Una vez que se ha esparcido una cuarta parte de yeso y cuando ya se ha mezclado con la arena, lo tamizan (subcernunt) con una criba de harina; lo que queda en la criba se llama desecho y es más gordo; a su vez, lo que ha sido cribado, vuelve a ser tamizado (cernitur) de nuevo con una criba de agujeros más pequeños; y lo que pasa se llama secundaria". Hasta aquí Plinio. Así pues, si cernere, en propiedad, es separar el salvado de la harina, no sin razón empezó a tomarse con el significado de "discernir" y "discriminar"; y después, también con el de "luchar", ya que en otro tiempo todas las disputas y sobre todo las relativas a las lindes del terreno se "discernían" con las armas. Estobeo, en el sermón 8 del libro Las costumbres de las gentes, de Nicolás, cuenta esto: "Los umbros, cuando tienen controversias entre sí, luchan armados, como en la guerra, y quienes eliminan a sus adversarios, son considerados como los que tienen razón". De ahí que Ennio, según Cicerón, diga: "Cernamus nuestra vida con la espada, no con el dinero". Y Virgilio, en Eneida 12: "Se enfrentaron entre sí los hombres y dirimieron (cernere) con la espada"; ésta es la lectura que hace Faerno a partir de manuscritos antiguos. Finalmente, cuando Ulpiano dice "Titio, sé heredero y cernito en los cien días que siguen a aquel en que sepas que eres heredero, y puedas hacerlo; y si no creueris, dejarás de ser heredero", cernere está tomado por "deliberar"; efectivamente, cretio es el espacio de tiempo que se da al que es nombrado heredero para que delibere si procede o no acceder a la herencia. Varrón, en el libro 5, al tratar de indagar la etimología de esta palabra, reduce sus tres significados a uno solo: "Cerno deriva de creo, ya que una cosa es vista cuando es creada; de ahí que las extremidades separadas de los cabellos se llamen discrimen, porque se ve el fin; y cernito in testamento es lo mismo que haz que vean que eres heredero". En este caso no estoy muy de acuerdo con Varrón, aunque demuestra lo que yo quiero. Yo, en efecto, demostré ya mucho antes -en lo cual he comprobado que coincido con José Escalígero- que cerno proviene del griego crino, es decir, 'juzgar"; de ahí que crimen es aquello de lo cual se juzga y crines los que están separados. Opus, si se cree a los carniceros de la lengua latina, es decir, a los gramáticos, tiene mil funciones. Efectivamente, unas veces lo consideran sustantivo indeclinable, otras adjetivo indeclinable, y afirman que puede estar en casi todos los casos. Es más, hay quien dice que Opus habeo es lo mismo que necesse est mihi. Yo considero todo esto una locura, pues ni opus es lo mismo que necesse est, ni significa otra cosa que el nombre opus, operis, con el significado que tiene en opera nostra y en opera regis. Efectivamente, cuando dices "105 libros son para mí opus", quieres decir "los libros son para mí todo, en espanol "el todo"; pero cuando dices Opus est mihi libris, dices que "todo el asunto está para mí en los libros"; así, opus est facto significa que "el asunto, la dificultad o uso está en la acción (facto)"; y la expresión virgiliana nunc uiribus usus significa "Ahora el uso, la obra, el negocio, todo el sentido está en las fuerzas". Esto se entiende mejor si se añade un adjetivo; Horacio, en Odas 1: "Hay quienes tienen como unum opus celebrar constantemente con poemas la permanencia de la ciudad de Palas"; Virgilio, en Eneida 6: "Este es el opus, este es el trabajo". Cuando se añade un genitivo sucede algo muy distinto de lo que piensan los gramáticos; Virgilio, Eneida 10: "Extender con hechos la fama: esto es opus uirtutis"; Ovidio, en la carta a Paris: "Que supieras que tú eres Opus mei laboris"; Ovidio: "No menor valor tiene guardar lo conseguido que conseguirlo: en lo último interviene la casualidad, lo primero es artis Opus", es decir, en esta parte todo consiste en la técnica; Propercio, en la elegía 10 del libro 2: "Eso será ahora magni oris opus", es decir, negotium y labor. Los griegos dicen ergon eurêin, que Cicerón traduce Difficile est inuenire; Sófocles, en Ayax: οὐδέν ἔτι ἔργον ἔστι, es decir, nihil est Opus. Así pues, el nombre opus es siempre sustantivo. Ovidio, en Pónticas 4: "Lo que para otros es opus, para ti es una diversión". Véase lo que decimos de Opus en la elipsis. Volo, -as, y uolo, uis parecen muy distintos. Pero, véanse las palabras de Varrón, en el libro 5 de Sobre la lengua latina: "Volo tiene que ver con uoluntas (voluntad) y con uolatus (vuelo), porque el alma es de tal forma que vuela en el momento en que quiere". El mismo, en el libro 8: "Sucede a veces que el caso recto es ambiguo; tal ocurre con el verbo uolo, que significa dos cosas: una relacionada con la voluntad y otra con volar, de forma que con uolo entendemos volar y querer". Estas últimas palabras son una objeción contra Varrón. Nos falta la respuesta varroniana a las mismas. Puto, -as significa, en propiedad, "hacer puro a alguien o a algo", como dice Varrón; en español, "podar". Por eso los antiguos llamaban al puro, "puto"; de ahí disputatio y amputatio; y putator es el que limpia los árboles. Por eso se dice que una cuenta putari, cuando la suma total es pura. Y también de una frase, en la que se ponen palabras puras, para que no sea confusa y esté clara, se dice que disputat. Casi todo esto es de Varrón. Por ello, es justo encerrarse en el pensamiento para amputare aquello que es superfluo en los pensamientos dudosos y elegir aquello que aceptamos. Vas, uadis, y uas, uasis se diferencian claramente, como es conocido. Pero uas con el significado de "garante" sólo se usa en época muy antigua; este uas, que hace el genitivo en uadis, deriva de uadere, “ir” , porque quien daba garantías (uades), tenía que ir a la ciudad. Horacio, Sátira 1: "Aquel que siendo garante (datis uadibus) es llevado del campo a la ciudad, proclama que sólo son felices quienes viven en la ciudad"; el nominativo sería uadis o uades, y de ahí surgió después el nominativo uas. Sin embargo, el uas que significa vaso, tenía como nominativo antiguo uasum; de ahí uasculum, y uasa en plural. Nonio Marcelo, a propósito de la expresión uas factus est alter del libro 3 de Los deberes de Cicerón, señala que uas está por uades. No sé si habrá algún otro texto en el que uas en nominativo signifique garante. Flamen en masculino significa "sacerdote" y en neutro "soplo de los vientos". Pero dudo de que se encuentre en nominativo con el significado de "soplo"; sí es muy usado con este significado el plural flamina y, de vez en cuando, el ablativo flamine. Se cita como ejemplo de caso recto en singular el siguiente texto del Arato de Cicerón: "Aries está un poco más abajo e inclinado hacia el flamen Austri", pero hay que leer flamina ad Austri. Y se acaba el problema, si la palabra que significa "sacerdote" se escribe flammen, con dos m, pues como dice Dionisio de Halicarnaso, tiene que ver con flammeum, velo de color rojo, y no con filamen, como quieren los gramáticos. Pecus, -udis y pecus,-oris se diferencian, según los gramáticos, así: "Una sola pecus infesta a todo el pecus"; pero los propios gramáticos se ven atraídos a postular un nominativo pecudes para la primera palabra. Sosípatro Carisio, en libro 1: "Otras palabras, aunque se declinen en plural en todos sus casos, no tienen sin embargo nominativo ni vocativo del singular; así dapes, preces, proceres, pecudes, fruges, fauces, uices etc". Así pues, pecus, -udis, o bien no tiene nominativo, como dice Carisio, o bien su nominativo es pecudes. Appello, -as y appello, -is no se diferenciaban entre los antiguos; y es que appellare era lo mismo que applicare: así "appellare la nave al muelle". Después sucedió poco a poco que se fue aplicando para significar "imponer nombre: así appellatus Africano", como señala Nonio. Y "appellare al senado" y "appellare a los cónsules" quiere decir algo así como "aplicarse" a un poder mayor, ya que se dice appellare tribunos y appellare ad tribunos. Posis -por poner también un ejemplo griego- parece significar varias cosas: con frecuencia tiene el significado de "bebida" o "sorbo", y a veces el de "marido". Pero de "bebida" a "marido" hay un cambio semántico elegante, ya que, de la misma forma que la tierra mezclada con líquido o con agua se convierte en fecunda engendradora de árboles y semillas, así el varón, unido a la hembra, es el origen de la creación de los hijos. Yo pienso que Virgilio tenía en mente esta palabra griega cuando en Geórgicas 2 escribe esto: "En primavera se hinchan las tierras y piden semillas genitales. Entonces el Cielo, padre omnipotente, desciende al regazo de la alegre esposa con fecundas lluvias y extendiéndose en su gran cuerpo vivifica todos sus brotes". A ello se refiere Juvenal en la Sátira 10: "¡Cuántos hombres se traga en un solo día la tierra mora!"; y también Virgilio en Eneida 3: "Bebía un largo amor". Caelum dicen que se debe entender con el significado de "mundo" y con el de "instrumento para grabar"; es un evidente error, porque caelum con el significado de "mundo" o "éter" debería escribirse con oe, digan lo que digan Aldo y otros muchos, ya que deriva del griego koilon, que significa "cóncavo". Y esto es lo que parecen querer decir las palabras de Varrón, aunque corruptas; José Escalígero las leyó y enmendó así: "De cauum procede cauea (cueva), y caulae (cavidades), y conuallis, que sería un valle cavado, y cauaedium (patio de la casa), como quiera que surge como algo cavado; de donde, según Hesiodo, todo procede de cahos; de cauum procede coelum". A partir de aquí restablezco el texto de Plinio, libro 2, cap. 4: "Lo llamamos coelum, como entiende M. Varrón, sin duda alguna por su caracter de cauati (cavado)"; en el texto de Plinio se lee coelati, en cuyo lugar yo conjeturo cauati. Pero nadie hay ya, medianamente instruido, que no escriba coelum con el significado de "mundo" y caelum con el de "instrumento". Véase más adelante el cap. de la antifrasis, 9. Mundus parece significar varias cosas: es tomado con el significado de "cielo", como sucede frecuentemente en Cicerón y Plinio; es entendido como adjetivo, como sucede en mundus uictus y munda uestis; y es tomado con el significado de "adorno de mujer", como sucede en mundus uirginalis. Para mí, que analizo las cosas con más profundidad, es siempre adjetivo, ya que, si se mira su etimología, tiene que ver con mouere, según el testimonio de Festo y de San Isidoro. Las palabras de Festo Pompeyo son estas: "Se llama también mundus al vestido de las mujeres, ya que no es otra cosa que lo que puede moueri (ser cambiado)". Las de Isidoro son: "Mundus tiene que ver con mouere y motus, ya que están en constante movimiento; se trata del propio cielo, a cuyos elementos no se les concede ningún descanso". Estas son las palabras de Festo e Isidoro. Como en griego al mundo se le llamó, por su elegancia, kósmos, adorno, en latín el término mundus pasó metafóricamente a referirse a las elegancias mundanas, pero siempre como adjetivo, como sucede en munda domus. Así pues, en la expresión mundus muliebris hay que suplir ornatus o cultus; Lucrecio, libro 4: "La propia mujer actúa muchas veces en sus propios hechos, en sus maneras elegantes, y en su mundo corporis cultu"; Livio, libro 8: Mundior iusto cultus; Cicerón, en Sobre la naturaleza de los dioses 2: Admirabilis coeli ornatus; Virgilio: Omnis ornatus uirginis, donde se suple mundus, ya que este adjetivo, al tener que ver con mouere, puede aplicarse con propiedad al vestido de las mujeres, ya que éstos, como dice Festo, no son otra cosa que lo que se puede cambiar (moueri) y es que el cofre de las mujeres, donde guardan el oro y los adornos, se puede mover. Jano Guilelmo, en Verosímiles, libro 3, cap. 13, dice esto: "Al comienzo del libro 6 de Apuleyo se lee esto: 'Había hoces y aperos de segador (opere messorio); había todo tipo (omnis modus), pero todo tirado por aquí y allá y desordenado'; yo leo operae messoriae, mundus omnis (utensilios de mesa; gran abundancia), ya que mundus no sólo significa adorno de mujer, sino que se refiere también a la abundancia dispuesta y preparada de cualquier cosa; de ahí que en lenguaje familiar se diga in mundo esse de aquello que tenemos a mano en casa y no hay que buscarlo fuera. Así Plauto, en Mercader, llama mundus rusticus al conjunto de aperos agrícolas: Multopere in mundo rustico se exercitum". Hasta aquí lo que dice Guilelmo. El texto de Plauto es, sin embargo, de Asinaria, cap. 2 y dice así: Certe hercle ego quantum ex augurio auspicioque intelligo, aut mihi in mundo sunt uirgae aut atriensi Sauriae. El mismo Plauto, en Casina, en la escena que empieza Stultitia, dice: Cui quod amet, in mundo siet, es decir "lo tiene dispuesto y a mano". Y aunque el uso ha hecho que mundus, -a, um, y mundior, y mundulus, signifiquen terso, puro y elegante -de ahí mundities y munditia-, no hay, sin embargo, que poner en relación con ellos el verbo mundo, -as, -are, ni el participio mundatus, -a, -um. En efecto, el pasaje de Plinio, libro 15, cap. 6, debe ser corregido y leído así: Ob id crebrius uasa mutanda, y no mundanda, corrección que se basa en Catón y en los códices antiguos. Res parece significar muchas cosas. De ahí que Ausonio se pregunte en Monosílabos: "¿Por qué una sola palabra, res, significa imperio, lid, amor?". Respondo: Res, negotium, que es lo mismo que en griego chrema y pragma, son nombres que los dialécticos llaman transcendentes, en los cuales se engloban todas las cosas. Sin embargo, los distintos significados dependen de los adjuntos. Con el significado de "imperio" lo toma Virgilio en Postquam res Asiae etc.; con el de "lid" lo entiende Horacio, en Sátiras 1: Dubius sum quid faciam, tene relinquam an rem; con el significado de "amor" aparece constantemente en los cómicos; así en Terencio: Postquam sensi me tecum rem habere. Puede referirse a otras muchas cosas, pero su significado es siempre el mismo. Hablemos ahora de las partículas, llamadas indeclinables, pero no de todas, sino de las que parecen más importantes. Cum es, según se dice, preposición y adverbio de tiempo. Ello es un gran error, pues, cuando significa tiempo, no se debe escribir cum, sino quum o qum, que antiguamente era siempre quom. Esto lo dice Victorino en su Ortografía. Ut, dicen, puede estar por quanuis; pero esto es un error, ya que ut, siempre y en todas partes, es una partícula comparativa, según mostraremos. Cuando parece estar por quanuis, falta esto, fac, da. Ovidio: Protinus ut redeas, facta uidebor anus, que sería: Fac ut, esto ut protinus redeas; Cicerón, en Sobre los límites 2: Esto fecerit, si ita uis, es decir: esto ut fecerit; Horacio, en Sátiras 1, 6: Nanque esto, populus Leuino mallet honorem quam Decio mandare; Quintiliano, libro 1, 12: Da nunc ut crimine manifesto prematur dux bonus. Ut, dicen, puede estar por utinam. Terencio, en Adelfos: Ut, Syre, te magnus perdat Iupiter; Catulo, en Cabellera: Iupiter, ut Chalybum omne genus pereat; Horacio, en Sátiras 2: Iupiteir, ut pereat positum rubigine ferrum. Pero ¿quién no ve que en estas expresiones y en otras falta oro, precor, quaeso? Así en el texto del libro 1 de Livio: Iupiter pater, si est fas hunc Numam Pompilium regnare, ut tua signa nobis certa ac clara sint; Terencio, en Andria: Deos quaeso ut sit superstes; Cicerón, en Catilinarias 2: Deos immortales precari, uenerari atque implorare debemus, ut urbem defendant. Ut, dicen, niega tras verbos de temor. Esta monstruosidad es tan corriente que incluso se ha impuesto entre los doctos. Efectivamente, Lambino, en relación con la frase de Horacio, de Sátiras 3, 1, Nam ut ferula cedas meritum maiora subire uerbere non uereor, suda en vano y no explica nada; y no entiende que este ut signifique lo mismo que quemadmodum o quomodo, como cuando se dice literas ad te misi, uereor ut reddantur. Incluso es algo trillado y conocido que tras verbos de temor se suelen poner las partículas quemadmodum y quomodo con el significado de ut. Cicerón, en Cartas a Familiares, 1, 10: Timeo quemadmodum haec explicari possint; el mismo, en la defensa de Milón: Esset uero timendum quonam modo id ferret ciuitas?; y en el libro 4 de la Retórica a Herennio: Tametsi uereor quomodo accepturi sitis. Se usan también con otros verbos; Cicerón, en la defensa de Roscio: Postulatio breuis est et, quomodo mihi persuadeo, aliquanto aequior; el mismo, en la defensa de Quintio: Quem, quomodo nunc intendit, ne uiuum quidem tunc putabant; el mismo, en Cartas a Ático: Nam, quomodo nunc est, pedem ubi ponat in suo non habet, es decir, ut nunc est. Quienes enseñan que ut niega tras verbos de temor, ¿qué dirán si tras el ut sigue una negación? Cicerón, en la defensa de Marcelo: Vereor ut hoc quod dicam non perinde intelligi auditu possit atque ego ipse cogitans sentio. Y dado que Lambino ha intentado corregir este texto, aduciré otros; Cicerón, en Sobre las leyes 2: Quocirca uereor committere ut non bene prouisa principia ponantur; el mismo, en Tusculanas 2: Et tamen ueremur ut hoc quod a tam multis et tot locis praeferatur natura non patiatur; el mismo, en Cartas a Ático 7: Si manet uereor ut exercitum firmum habere non possit; Quintiliano, en libro 8, cap. 3: Oppido quo sunt usi paulum tempore nostro superiores uereor, ut non iam ferat quisquam; César, en Guerra de las Galias 12, 5: Veritus si ex hybernis fugae similem profectionem fecisset, ut hostium impetum sustinere non posset, texto que Aldo, engañado por los gramáticos, intenta corregir; Plauto, en Bachides, 16: Metuo ut hodie ne possim emolirier. Ne, decían los antiguos, equivale a non, como sucede muchas veces en Terencio. En todos estos ejemplos, es más, siempre, la partícula ut equivale a quomodo o quemadmodum; tal sucede cuando decimos: Oro te ut perficias, que equivale a Ita te oro ut perficias. Esto puede parecer quizás duro a aquellos que desconocen la lengua latina y están enseñados en otros esquemas. Pero sobre esto he hablado con más extensión en otro lugar. Ne, tras verbos de temor, dicen estos mismos, cambia de significado; ¿qué dirán si tras ne sigue otra negación? Cicerón, en Cartas a Ático, libro 9: Sed timeo ne non impetrem; en las mismas cartas, libro 5: Unum uereor, ne senatus propter urbanarum rerum metum Pompeium nolit dimittere; en las mismas cartas, libro 14: Vereor ne nihil habuerit; el mismo, en Cartas a familiares, libro 2: Non enim uereor, ne non scribendo te expleam; en las mismas cartas, libro 14: Quibus literis intellexi te uereri, ne superiores mihi redditae non essent. En todos estos casos y en los semejantes ne non equivale a ut, quomodo o quemadmodum; Terencio, en Adelfos: Metuisti ne non tibi istud feneraret; Marcial, en libro 5, 98: Nunquid, Galia, times ne tibi non placeam? El uso de estas partículas lo explico de la siguiente forma: Si tememos aquello de lo que debemos huir, diremos timeo ne; si tememos cosas agradables y deseables, decimos timeo ut o ne non; así decimos timeo ne pater uenit, porque no quiero que mi padre venga; y decimos timeo ut pater ueniat, porque deseo que venga. Así hablan los que saben latín. Así pues, ne siempre prohíbe, con tal de que la e sea larga; tal sucede en ne facias, ne dixeris; pero si va pospuesta y la e es breve, se trata de una partícula distinta y no de la misma; así en credisne, dubitasne? Nac, por otra parte, con diptongo, es una partícula griega y significa "ciertamente". Vel tiene varios significados. En la frase de Virgilio Vel Priamo miseranda manus, Donato lo interpreta con el significado de "incluso"; Budeo, en sus Comentarios, con el de "en efecto"; y otros con el de "al menos". Yo digo que falta otro uel, porque esta partícula no puede ir sola. Terencio, en Eunuco: Hanc tu mihi uel ui uel clam uel precario fac tradas; quitamos dos uel y dará la impresión de que se dice otra cosa distinta; Cicerón, a su hermano Quinto: Sunt ista quidem uel magna, uel potius maxima; quitemos el segundo miembro; Terencio, en Formión: Sumeret uel foenore, uel alio modo; Persio: Vel duo, uel... Para entender lo mucho que falta es suficiente lo que se ha dicho. Cuando esto escribía, me objetó uno: "En los nombres propios yo no he podido conseguir que no haya ambigüedad o, como la llaman los macarrónicos, equivocación. Nombres como Pedro y Paulo pueden con propiedad y por igual referirse a este o a aquel hombre". Yo le respondí así: "Cicerón y Tulio no son nombres enteros, sino partes de un nombre; el nombre entero es Marco Tulio Cicerón, cuyo hermano se llamaba Quinto Tulio Cicerón; lo que pasa es que, cuando no hay peligro de ambigüedad, nos contentamos con usar sólo parte del nombre, como sucede en Cicero dixit. Yo conozco en Salamanca tres queridos hermanos que se llaman Antonio, pero con esta diferencia: El Mayor, el Segundo, el Tercero". |
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