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LOS GRANDES MITOS.
HERACLES. a
Nacimiento y vida de Heracles. Heracles es el héroe por excelencia de la mitología griega. Es el último héroe que Zeus engendra en mujer mortal, y su principal función terrestre consistía en librar a la humanidad de todos los seres monstruosos que la amenazaban. Concebido adulterinamente por Zeus
con Alcmena durante
la ausencia del marido de ésta, Heracles tuvo dificultades ya a la hora de nacer: el parto fue
tardío a causa de los celos de Hera, cuya actuación más significativa contra el
héroe consistió en el envío de dos enormes serpientes hacia su cuna; pero el
niño las estranguló con sus potentes manos. En esta y en otras ocasiones a lo
largo de su infancia mostraría la sin par fuerza que lo acompañará durante toda
su vida. A los dieciocho años realizó en
cincuenta días una doble hazaña: tras cincuenta días de cacería, mató al león
del Citerón, que ocasionaba grandes
estragos en los rebaños de la comarca, vistiéndose con su piel, y, no contento
con eso, dejó embarazadas a las cincuenta hijas del rey Tespio. Éste, con el
proyecto de que cada una de sus cincuenta hijas tuviera hijos de Heracles, le
hizo acostarse cada noche con una distinta, creyendo el héroe que era siempre la
misma. A la muerte de Anfitrión, esposo de
Alcmena, Heracles contrajo matrimonio con Mégara, hija de Creonte; pero Hera hizo
que en un ataque de locura matase a sus propios hijos, por lo que, recobrado el
juicio, consultó sobre su futuro al oráculo de Apolo en Delfos[1], del que recibió la orden
de obedecer a Euristeo, rey de Micenas, y realizar los trabajos que éste le
mandase como único camino para alcanzar la inmortalidad. De esta forma, Heracles
llevó a cabo doce grandes hazañas. Una vez concluidos estos trabajos,
compitió por la mano de Iole y
venció en el torneo; pero el padre de la princesa, por temor a una nueva locura
del héroe, le impidió casarse con ella. Entonces Heracles, precisamente en un
nuevo ataque de locura, mató al hermano de Iole, y fue sentenciado a tres años
de esclavitud. Comprado por una reina, Ónfala, se convirtió en un juguete de los
caprichos de su ama, hasta el punto de llegar a travestirse. La aparente degeneración de
Heracles fue olvidada tan pronto como cumplió la condena, y el héroe organizó
varias expediciones de castigo contra quienes no habían observado su deber con
él durante sus anteriores hazañas. Participó también de manera decisiva a favor
de su padre Zeus en la revolución de los Gigantes, realizando así su cometido de
destructor de monstruos. Finalmente, Heracles se casó con Deyanira. De la lucha con los centauros
había logrado escapar Neso, quien transportaba sobre su lomo a Heracles y
Deyanira de una orilla a otra de un caudaloso río. Neso intentó violar a
Deyanira, por lo que Heracles lo mató con una flecha envenenada; entonces el
centauro, moribundo y vengativo, aconsejó a Deyanira que recogiera su semen y
sangre de su herida, pues con la mezcla podría preparar un filtro con el que,
llegado el caso, le sería dado reconquistar el amor de Heracles. Deyanira lo
cree y así lo hace, sin saber que la sangre que mana de la herida del centauro
está inficcionada por el mortal veneno de la Hidra que llevan todas las flechas
de Heracles. La fatal ocasión se presentó cuando
el héroe raptó a Iole, tras matar a su padre y destruir la ciudad. Para
agradecer a Zeus su ayuda, pidió que Deyanira le enviase ropa adecuada para el
sacrificio. La esposa, que creía ciegamente en el filtro de Neso, le mandó una
túnica impregnada en la sangre del centauro. Heracles se la puso y, al contacto
con su piel, ésta absorbió el veneno. El héroe trató de quitarse la ropa y, al
hacerlo, desgarró su carne entre los más espantosos dolores. Enloquecido por el
sufrimiento y arrancando los árboles que encontraba a su paso, Heracles se
dirigió hacia la cima del monte Eta, hizo allí una pira y su cuerpo fue
destruido por las llamas, mientras que su parte inmortal se elevó hacia el
Olimpo, donde Hera se reconcilió con él, ofreciéndole a su hija Hebe en matrimonio. a
Los doce trabajos de Heracles. A lo largo de su vida, Heracles
puso de manifiesto que poseía las virtudes que más suele admirar la humanidad:
valor, bondad, compasión, fuerza, deseo de aventuras; y también los vicios que
se disculpan con mayor facilidad: excesivas gula y lujuria, irritabilidad,
obcecación. Los trabajos que, en expiación por
haber dado muerte a sus hijos, le fueron encomendados por su pariente Euristeo,
rey de Micenas, son el fundamento de la gloria de Heracles como héroe. El primer trabajo consistió en enfrentarse
al gigantesco león de Nemea, que
habitaba cerca de Tirinto y era invulnerable. El héroe lo estranguló y lo
despellejó con sus propias zarpas. En el tercer trabajo Heracles consiguió
acorralar y capturar vivo al jabalí de
Erimanto, monte cercano a la Arcadia. El cuarto trabajo fue la captura de la cierva de Cerinía que, a pesar de ser
hembra, poseía una cornamenta de oro. Para no herirla, el héroe la estuvo
persiguiendo a la carrera durante un año entero, hasta que consiguió capturarla
viva y la llevó a Micenas. En su quinto trabajo Heracles se enfrentó a
las grandes bandadas de aves de rapiña
del Estinfalo, lago de Arcadia, a las que el héroe ahuyentó con el estruendo
producido por unas grandes matracas de bronce, abatiéndolas luego a
flechazos. El sexto trabajo encomendado por Euristeo
consistió en limpiar los establos del
rey Augias de Elide, quien poseía un gran número de cabezas de ganado vacuno
en inmensos establos que no había limpiado nunca. Heracles se comprometió a
realizar esta tarea en un solo día, a cambio de una décima parte de las reses.
Aceptado el trato, el héroe desvió el curso de los ríos Peneo y Alfeo, hizo
pasar sus aguas por los establos y la corriente arrastró todo el estiércol. El
rey, sin embargo, se negó a pagar lo convenido. En su séptimo trabajo Heracles capturó el toro que había engendrado a Minotauro.
Heracles lo llevó de Creta a Micenas. Como octavo trabajo, Heracles consiguió doma |