Troya
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 LOS GRANDES MITOS. LA GUERRA DE TROYA.

  1. Las causas de la guerra.

    A mediados del siglo XIII a. C., Troya, floreciente ciudad de Asia Menor, en la actual Turquía, fue arrasada por una coalición de pueblos procedentes de Grecia. La guerra de Troya es un episodio mítico fundamental que enfrenta por primera vez a Europa y Asia. Para los griegos significó la primera ocasión de tomar conciencia de su unidad como pueblo, a pesar de su disgregación política.

    La causa real del ataque griego a Troya parece ser el hecho de que Troya hiciese pagar peaje a los barcos que se dirigían a los reinos que bordeaban el actual Mar Negro, por lo que los griegos se aliaron para suprimir tal impuesto.          

La causa mítica de la guerra hay que buscarla en el episodio del juicio de Paris. En la boda de Tetis y Peleo, Eris (la Discordia), al no haber sido invitada a la ceremonia, arrojó entre las diosas una manzana con una inscripción que decía: «DWRON THI KALLISTHI». Sólo Hera, Atenea y Afrodita se disputaron el premio; Zeus, esposo de la primera y padre de las otras dos, no quiso intervenir y envió a Hermes con las tres diosas a ver al troyano Paris. Las diosas intentaron sobornar al joven: Hera, con la soberanía sobre Asia; Atenea, con el poderío de la guerra, y Afrodita con el amor de Helena, la mujer más bella de Grecia. Paris aceptó este último ofrecimiento y emitió su veredicto a favor de Afrodita.

             Durante una estancia de Paris en Esparta, en la corte de Menelao, esposo de Helena, Afrodita intervino para cumplir la promesa hecha a Paris: infundió en Helena y Paris una mutua pasión que provocó el rapto de Helena, transportada por Paris a Troya. Menelao y los antiguos pretendientes de la princesa, obligados por un juramento, organizaron la expedición de rescate de la esposa, lo que dio lugar a la guerra de Troya.

2. La guerra.

            Durante la guerra, los contendientes de ambos bandos gozaron de la ayuda de diversos dioses y fueron dirigidos por distintos héroes. Hera, Atenea y Posidón dieron su apoyo a los griegos, mientras Ares, Afrodita y Apolo ayudaron a los troyanos. El máximo héroe de la contienda estuvo en el bando griego: Aquiles, quien al final de la guerra murió por una herida de flecha que le atravesó el talón, única parte vulnerable de su cuerpo.

            El otro héroe destacado por el bando griego fue Odiseo o Ulises, símbolo de la inteligencia y el ingenio humanos,  a quien se le ocurrió la celebrada estratagema del caballo de madera.

 

            En el bando troyano, además de la majestuosidad de Príamo, el rey, la dignidad de las mujeres y la unidad del pueblo, destacó la actividad de Héctor, héroe humanizado y duro luchador, amante esposo y tierno padre. Murió a manos de Aquiles.

 

            La guerra duró diez años con diferentes alternativas. En el décimo año, el dios Apolo envió una terrible epidemia al campamento griego porque Agamenón, hermano de Menelao y jefe dela expedición griega contra Troya, se había quedado como botín de guerra con Criseida, hija de un sacerdote del dios. Agamenón la devolvió, pero exigió que Aquiles le cediera su esclava Briseida. Aquiles se la entregó, pero su cólera le hizo retirarse del combate. El poema homérico de la Ilíada es, precisamente, el canto de la cólera de Aquiles.

ILIADOS  A

 

Mh'nin a[eide, qeav, Phlhiavdew  jAcilh'o"

oujlomevnhn, h{ muriv j jAcaioi'" a[lge j e[qhke,

polla;" d j ijfqivmou" yuca;"  [Aidi proiayen

hJrwvwn, aujtou;" de; eJlwvria teu'ce kuvnessin

oijwnoi'siv te pa'si, Dio;" d j ejteleiveto boulhv,

ejx ou| dh; ta; prw'ta diasthvthn ejrivsante

jAtreivdh" te a[nax ajndrw'n kai; di'o" jAcilleuv".

Canta, diosa, la funesta cólera del Pélida Aquiles, que trajo incontables sufrimientos a los aqueos, y que arrojó al Hades muchas valerosas almas de héroes, y los dejó como despojo para todos los perros y las aves de rapiña, cumpliendo el designio de Zeus, desde que por primera vez se apartaron y disputaron el Atrida soberado de hombres y el divino Aquiles. 

         La decisión de Aquiles acarrea consecuencias desastrosas para los griegos, que sufren grandes pérdidas y son rechazados hasta sus barcos. Aquiles, a pesar de seguir en su negativa a luchar, accede a que su amigo más querido, Patroclo, acuda con sus hombres a la batalla. Sólo cuando Héctor, héroe troyano, mata a Patroclo, refrena Aquiles su cólera contra Agamenón y regresa al combate. Para vengar la muerte de Patroclo, conduce a sus hombres a la batalla y causa una terrible matanza. Obliga a los troyanos a retirarse a la ciudad y da muerte a Héctor en un combate singular frente a las murallas de Troya. Después, ata el cuerpo del héroe troyano a su carro y lo arrastra alrededor de las murallas, a la vista del padre de Héctor, Príamo, de su madre y de su esposa.

La cólera de Aquiles no cesa hasta que Príamo, solo y de noche, atraviesa el campamento de los griegos hasta la tienda de Aquiles y le suplica que le devuelva el cadáver de Héctor para darle sepultura. Vencido por la compasión hacia el anciano, Aquiles consiente y permite una tregua para el funeral.

Aquiles se enamoró de una hermana de Héctor y, cuando se dirigía a la entrevista con Príamo para discutir las condiciones de la boda, fue atacado por Paris, quien lo hirió en el talón con una flecha y le causó la muerte.

Finalmente, Odiseo tuvo la gran idea de abandonar frente a la ciudad sitiada un caballo de madera, en cuyo interior iba un grupo de selectos guerreros griegos y que fue acogido por los troyanos como un trofeo. Durante la noche, los soldados griegos abrieron las puertas de la ciudad a sus compañeros y la destruyeron.

 

3. Después de la guerra.  

Después de haber conquistado Troya, los griegos supervivientes emprendieron el viaje de regreso a su patria. Muchos encontraron que la situación había cambiado. Agamenón murió asesinado cuando por fin llegó a Micenas, y Ulises anduvo errante muchos años por el Mediterráneo antes de volver a su añorada Ítaca. Homero, en la Odisea, nos cuenta la historia del regreso de Odiseo.

ODUSSEIAS  A

[Andra moi e[nnepe, Mou'sa, poluvtropon, o{" mavla polla;

plavgcqh, ejpei; Troivh" iJero;n ptoliverqon e[perse:

pollw'n d j ajnqrwvpwn i[den a[stea kai; novon e[gnw,

polla; d j o{ g j ejn povntw/ pavqen a[lgea o{n kata; qumovn,

ajrnuvmeno" h{n te yuch;n kai; novston eJtaivrwn.


Háblame, Musa, de aquel varón de multiforme ingenio que, después de destruir la sacra ciudad de Troya, anduvo peregrinando larguísimo tiempo, vio las poblaciones y conoció las costumbres de muchos hombres y padeció en su ánimo gran número de trabajos en su navegación por el ponto, en cuanto procuraba salvar su vida y la vuelta de sus compañeros a la patria.

Mientras Ulises recorría interminablemente el mar Mediterráneo, su fiel esposa, Penélope, era asediada por unos pretendientes que querían apoderarse del palacio y del lecho de su marido. Penélope prometió que se casaría con uno de los pretendientes cuando terminara de tejer una tela; pero el trabajo que hacía durante el día lo deshacía por la noche, y así pudo resistir el asedio hasta la llegada de su esposo. De vuelta al hogar, Odiseo se disfraza de mendigo y, con la ayuda de su hijo Telémaco, dio muerte a los pretendientes de su esposa.

             En cuanto a los troyanos, pocos lograron sobrevivir a la destrucción de la ciudad. Entre los escasos supervivientes se encontraba Eneas, hijo de Afrodita y Anquises. Al mando de un grupo de troyanos, huyó de la ciudad con el mandato divino de fundar una nueva Troya. Así la leyenda de la guerra de Troya entronca directamente con los orígenes míticos de Roma.

 

4.      El descubrimiento de Troya.

 Heinrich Schliemann

Durante siglo, la existencia de Troya y los grandes héroes que combatieron en torno a sus murallas se consideró fruto de la imaginación de Homero y otros poetas. Pero no pensó lo mismo Heinrich Schliemann (1822-1890). Convencido de la autenticidad de las narraciones homéricas, Schliemann excavó entre 1870 y 1890 un túmulo compuesto por los escombros acumulados durante siglos, e identificó Troya con  el moderno Hissarlik.

 Al parecer, la ciudad sufrió un terremoto hacia 1300 a. C. La población sobrevivió y se dedicó a su reconstrucción inmediatamente, levantando la que se conoce como Troya VIIa, que es la que se ha identificado con la Troya de los poemas homéricos. La arqueología muestra que hacia 1250 a. C. la ciudad había sido destruida de nuevo, esta vez por la acción humana. Este hecho histórico es el que se ha considerado como la base para la leyenda de la guerra de Troya.

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