Según la tradición, fue en el siglo IV a. C. cuando se construyó el primer puente romano sobre el río Tíber. A partir de esta primera construcción en madera, los romanosfueron incorporando nuevos materiales y técnicas.

             El mayor reto para los constructores de puentes era poder levantar unas sólidas bases dentro del agua. Para ello recurrían a la fabricación de ataguías, empalizada de troncos que aislaba el sector del río donde se iba a trabajar; luego se extraía el agua por medio del tornillo hidráulico y, sobre el terreno dragado, se levantaban los estribos del puente, que se unían con arcos.

              En Lusitania están los mejores puentes del mundo romano. Destacan el puente de Alcántara y el de Mérida. El primero salvaba el Tajo con sólo seis arcos, a una altura de más de cuarenta metros, sin contar el arco triunfal que lo coronaba. El puente de Mérida es, con sus 792 metros y 60 ojos, uno de los más largos del imperio romano; la fecha de su construcción es la misma de la fundación de la ciudad, en torno al año 25 a. C.

            En la misma ciudad de Mérida encontramos también el puente sobre el río Albarregas, de época de Augusto; su finalidad, con 145 metros de longitud, es salvar las aguas del río Albarregas para iniciar la Ruta de la Plata hacia Astorga.

             Los acueductos garantizaban el abastecimiento regular de agua a las ciudades. Su construcción implicaba la conducción del agua desde manantiales alejados de la ciudad. La estructura, que era en su mayor parte subterránea, discurría con una ligera pendiente y era visible sólo en las proximidades de la ciudad. El acueducto terminaba en un colector, a partir del cual una red de tuberías distribuía el agua a los distintos puntos.

            En Mérida hubo tres acueductos, de dos de los cuales se conservan restos. El acueducto de San Lázaro conducía el agua a la zona del teatro y anfiteatro y al centro de la ciudad. Tenía aproximadamente 1.600 m. de longitud, y 16 m. de alto; hoy sólo se conservan tres pilares unidos en la parte baja por arcos de granito y de ladrillos los de la parte alta.

 El acueducto de Los Milagros transportaba el agua desde el embalse del lago de Proserpina hasta la ciudad. La primera fase de su construcción es de época de Augusto, y la segunda del siglo III d. de C. Mide 830 m. de largo y 25 m. de alto.

  La construcción de complejos termales refleja un doble deseo de los gobernantes romanos: embellecer la ciudad y pasar a la posteridad como  benefactores del pueblo. Con los magníficos recintos de los baños la higiene llegó a las masas y se incorporó a la vida cotidiana. Se acudía a las termas no sólo para tomar los baños, sino también para untarse con aceites perfumados, recibir masajes, hacer ejercicio o tomar algún refrigerio. Todo complejo termal consta de cuatro partes esenciales:

--         Figidarium, sala de baños fríos, situada al descubierto y con una amplia piscina.