El caso locativo, atribuido al indoeuropeo, expresaba el complemento ubi, en sentido local y temporal, es decir, indicaba dónde y cuándo sucedía algo. En latín sólo quedan restos del antiguo caso locativo en el singular de la primera y segunda declinaciones. Su morfema es -ae para la primera declinación, -i para la segunda. Veamos cuáles son los sustantivos que han conservado este caso: * Nombres propios de lugar menor de la primera y segunda declinaciones en singular: Romae vivo. Tarenti fuimus.
* Algunos nombres comunes aislados: domi ('en casa'), humi ('en el suelo'), ruri ('en el campo'). El sustantivo rus, ruris es el único de la tercera declinación que conserva el locativo.
* Ciertas expresiones fijas con sentido temporal: domi bellique, domi militiaeque ('en la paz y en la guerra').
Fuera de estas supervivencias es muy raro encontrar el locativo en latín, pero sí, a modo de noticia, hemos de saber que tenemos algunos adverbios que eran originariamente locativos: mane ('por la mañaña'), vesperi ('por la tarde'), heri ('ayer'). |
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