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La universalidad de saberes, característica de las grandes figuras del Renacimiento, se debe aplicar a Arias Montano más propiamente que a muy pocos otros[6]. Sin embargo, hay una disciplina en la que destaca por encima de todos los demás humanistas: la de biblista. Con toda justicia ha sido llamado “el rey de nuestros escriturarios” y “el Jerónimo español”. Como biblista, su obra cumbre es sin duda la Biblia Políglota o Biblia Regia de Amberes, tarea encomendada por Felipe II, y que Arias Montano cumplió en un increíblemente corto espacio de tiempo: de mayo de 1568 a finales de 1571. De los ocho volúmenes de la Biblia Políglota, los cuatro primeros contienen el Antiguo Testamento, el tomo V el Nuevo Testamento, y los tres volúmenes restantes contienen lo que Montano llamó el Apparatus, esto es, conocimientos instrumentales precisos para la comprensión de la obra: diccionario y gramática griegos, diccionario y gramática siríacos, diccionario siro-arameno, diccionario hebreo, etc. En su método de trabajo, frente a la veneración de la Vulgata, considerada en la época como un texto inspirado e inamovible, Arias Montano acude a lo que el propio San Jerónimo llama la “verdad hebraica”, es decir, el estudio del texto original con métodos rigurosamente filológicos. Esto le acarreó conflictos con los sectores más reaccionarios de la Iglesia, comandados por León de Castro, quien consiguió en principio la no autorización papal a la Políglota, y obligó a que el propio Arias Montano se trasladase a Roma para conseguirla. Entre sus obras bíblicas destacan además: -
Commentaria
in duodecim Prophetas
(1571). - Elucidationes in IV Evangelia et in Acta Apostolorum (1575). - De Optimo Imperio sive in librum Iosue Commentarium (1583). - Elucidationes in omnia Apostolorum scripta (1588). - De varia Republica, sive Commentarium in librum Iudicum (1592). - Comentaría in Isaiae prophetae sermones (1599). - In XXXI Davidis Psalmos Priores Commentarium (1605). También basadas en la doctrina bíblica son: - Liber generationis et regenerationis Adam (1593), que contiene, en ocho libros, la historia de la humanidad desde la creación del hombre y su caída hasta su redención por Cristo. Para muchos, su mejor obra. - Naturae Historia (1601). Segunda parte de la anterior, contiene una historia natural, que abarca desde el cielo, el sol, la luna y las estrellas, hasta la tierra, el mar, los ríos y montes, el agua y el fuego, árboles y plantas, etc. - Dictatum Christianum (1575), traducido al francés por Plantino y al castellano por Pedro de Valencia, es un manual de vida para el hombre cristiano. Pero además de esta obra de contenido o base bíblicos, Arias Montano es un magnífico poeta latino. Casi toda su producción poética está en latín. Ya a los 25 años fue coronado en Alcalá como poeta laureatus. Por esa época escribió, en hexámetros latinos, los cuatro libros de su Retórica, publicada en 1569. El contenido de esta obra es el de las retóricas tradicionales: la elocución, la invención, la disposición y las cualidades que debe reunir el orador. Pero, además de otras sorpresas en el contenido, lo más novedoso es el hecho de estar escrita en hexámetros, sin duda en homenaje de admiración al Ars Poetica de Horacio. Y es que Arias Montano es, sobre todo un poeta horaciano, tal vez el más grande de los poetas horacianos. Su primera obra lírica de importancia fueron los Humanae Salutis Monumenta (1571), compuestos mientras trabajaba en Flandes en la edición de la Políglota. Son 71 odas y un carmen votivum final sobre motivos y episodios bíblicos. En 1589 publicó, con el título de Poemata in quattuor tomos distincta, toda su poesía anterior, incluyendo, además de la Retórica y los Monumenta, su traducción de los Salmos del hebreo en versos latinos, las odas esparcidas en su exégesis bíblica, y los poemas compuestos para acompañar a los grabados de Felipe Galle. La obra cuenta con un prólogo literario de Pedro de Valencia. En 1593, también con prólogo de Pedro de Valencia, vio la luz la última gran obra poética de Arias Montano, Hymni et Secula. Se trata de poemas de muy diverso contenido, con gran abundancia de temática piadosa y bíblica. La relación de las obras poéticas de Montano demuestra que es un poeta de asombrosa facilidad, con un absoluto dominio de los clásicos grecolatinos. [1] Ha habido quienes (Nicolás Antonio o Rodrigo Caro en sus Varones insignes en letras naturales de la ilustrísima ciudad de Sevilla) han defendido Sevilla como ciudad natal del gran humanista. Pero todos los datos históricos coinciden en situar su nacimiento en Fregenal. No es argumento en contra el que el propio Arias Montano se autodenominara ‘hispalense’, pues es sabido que por entonces Fregenal de la Sierra pertenecía a la provincia de Sevilla. [2] En una carta Arias Montano le dice a Juan de Ovando que él se había criado y educado con Gaspar Vélez de Alcocer desde los trece años. [3] La referencia aparece en una obra suya titulada De varia Republica sive Commentaria in Librum Iudicum. [4] Según Morocho Gayo, por culpa de algunos libros traídos de un viaje a Italia. [5] Información sobre Cristóbal Plantino puede verse en: http://www.geocities.com/zaguan2000/205.html#pb http://www.cajaduero.es/Edades_H/fllibroy.htm http://personal.telefonica.terra.es/web/museosdeandalucia/textos/textos_02.htm [6] Además de su especialización bíblica, Arias Montano destaca en muchas otras facetas del saber: - Poliglotismo: se le asigna el conocimiento de 13 lenguas. - Medicina y cirugía: conocimientos adquiridos con Pedro Mena en Alcalá, y con Francisco de Arce en Llerena. - Ciencias naturales: como demuestra sobre todo en su Naturae historia. - Matemáticas, geografía, arqueología (especialmente arqueología bíblica), numismática, leyes. [7] Clair, C., Cristóbal Plantino, trad. esp., Madrid, 1964, pág. 123.
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