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[Vida y obra][Gramática]

 Los textos están tomados de:

 

-         La Gramática de Diego López, Morcillo Expósito, G. (estudio, edición y notas), Cáceres, Universidad de Extremadura, 2002.

El objetivo primero de la obra gramatical de Diego López, el Commento en defensa del libro quarto del Arte de Grammatica del Maestro Antonio de Nebrissa, fue proporcionar a los alumnos una gramática escrita en castellano. La fuente principal de la doctrina de Diego López será la Minerva del Brocense.

 

  1. La importancia de la gramática.

El principal fundamento de todas las Arte liberales consiste en la Grammatica, porque nos enseña a hablar bien y concertadamente. En ella estriba la declaracion de los poetas, el conocimiento de las historias, la interpretacion de las palabras y el sonido de la pronunciacion. Y por esto es la mas principal de ellas. (...) La Grammatica abre el camino para passar a las demas Artes porque, como dize Fabio, no se puede llegar al fin de ninguna cosa si no preceden los principios. Y assi no deuen suffrirse los que se burlan y arguyen contra ella, diziendo que es debil y sin substancia, pues esta claro que sin ella no echa bien los fundamentos el orador ni el letrado. Antes, sin los cimientos de la Grammatica caera y perecera todo lo que quisieren edificar. (pág. 227)

  1. Aprender latín con los buenos autores latinos.

Luego el discipulo se acostumbre a buenos libros, para que deprenda de ellos la propriedad y elegancia de las palabras, para que desde pequeño los vaya imitando. En sabiendo declinar nombres y verbos, oya luego libros y no sean Fabulas de Esopo ni Luis Viues, que llaman por otro nombre exercitatio, sino Cicerón, Virgilio, Horacio, Iuuenal, Marcial y Terencio, porque, acostumbrado a estos, sabra latin con propriedad y elegancia. (pág. 235)

  1. El buen latino es el que lo entiendo, no el que lo habla.

Replicara alguno que es necessario hablar latin en los estudios, para que lo hablen quando oyen sciencia. Respondo desta manera: las lenguas latina, griega y hebrea mas se deprenden para entenderla que para hablarlas. No es impedimento ser muy buen latino y no hablar latin. Antes, las mas vezes, sucede al reues, porque muchos que lo hablan no lo entienden. (pág. 237)

  1. Elogio de la poesía latina.

Yo soy de parecer que quanto uno entiende y alcança de los poetas, tanto sabe de la lengua latina y tanto ignora de ella, quanto no los entiende. Dexo passar la mucho Philosophia, Astrologia y Rhetorica que supieron; que para uno ser buen poeta, tiene necessidad de muchas mas cosas que el orador. Pues, que dire de la mucha doctrina y philosophia moral que nos enseñan Iuuenal, Horacio y Persio en sus Satyras y Marcial en muchos de sus Epigrammas? Que del modo que tienen en reprehender los vicios y amonestar y encarecer la virtud? De la elegancia y propriedad de las palabras y del buen modo de dezir? El que no es afficionado a buenos poetas no quiere saber latin. Todos quantos agora viuen, aunque se junten, no haran dos versos con la elegancia que Virgilio tiene quando con menos cuydado compone. (pág. 239)

  1. Los adjetivos no tienen género.

Serame licito, auiendo tratado de la verdadera concordancia del nombre y verbo, tratar aqui de la concordancia del substantiuo y adiectiuo, para arrancar la doctrina de los que dizen que concierta en genero, lo qual no puede ser, por que el genero no se halla en el adiectiuo, porque el genero se predica de la substancia y no del accidente, al qual llamamos adiectiuo. Para esto me he de aprouechar del maestro Sanchez en su Minerua, lib. 1, cap. 7, donde dize que los adiectiuos no tienen genero, sino terminaciones para los generos de los sustantiuos. (pág. 258)

  1. El relativo.

Relatiuo es señal de lo que queda atras, y por ello le llamamos relatiuo, porque refiere lo que ha passado. Y llamase, lo que esta antes del relatiuo, antecedente. (...) El relatiuo se pone entre dos casos de un solo nombre, ut Vidi hominem, qui homo disputabat. Pero las mas vezes lo quitan por ellipsis. (pág. 263)

  1. Hic/ille.

Sera necessario tratar de hic-ille para quitar una doctrina que algunos siguen tomandola de Laurencio Valla, el qual dize que, poniendose hic y ille, hic refiere lo que esta mas cercano a el y ille lo que esta mas apartado. (...) El maestro Sanchez, en el lib. 2, cap. 9 de su Minerua dize que no es la regla de la latinidad la que enseña Laurencio Valla, porque usauan los latinos de hic, ille para huyr la duda que podia auer. Pero no la auiendo, podemos usar como nos diere gusto, como si dixeramos Vidi Hectorem et Achillem, hunc troianum, illum graecum, donde hunc refiere a Hectorem, que esta mas remoto y apartado, y illum al que esta mas cerca, que es Achillem, porque aqui no puede auer duda, porque a todos es notorio que Hector fue troyano y Achiles griego. (pág. 266)

  1. El genitivo es siempre complemento del nombre.

Yremos prouando muy facilmente en este capitulo que el genitiuo es siempre de possession y se rige de nombres substantiuos, porque, quando se juntan a nombres adiectiuos y a verbos, imitan los latinos a los griegos, y es construcion griega y falta ἐκ. (pág. 268)

  1. Los tipos de ablativo.

No entendiendo eso los authores de Syntaxis, auian inuentado tantos ablativos, como eran de precio, excesso, instrumento, tiempo y local, y, lo que peor era, el que llamauan absoluto; y en muy largo tiempo no se podian conocer, y era cosa sin prouecho ni fundamento; y solamente seruia de gastar el tiempo mal gastado y de tener un estudiante en cosas sin prouecho; pero agora, en un dia solo, se sabe el verdadero regimen del ablativo, el qual es siempre de preposición y no se rige de nombres adiectiuos ni de verbos (...). (pág. 286)

  1. El ablativo absoluto.

Auemos dexado para la postre lo mas difficultoso, que es tratar que no ay ablatiuo absoluto, porque siempre se rige de preposición a, ab, cum, sub, lo qual probaremos muy facilmente. (pág. 290)

  1. No ha de haber excesiva rigidez en los preceptos.

Traygo que estos verbos se hallan con estos casos para que, quando los discipulos los hallaren, no se espanten. Y los maestros deuemos aduertirles estas cosas y no los atar de tal manera al precepto que los obligemos a no entender los authores latinos, los quales muchas vezes juntan los verbos a differentes casos, como yremos notando en todo este Commento. (pág. 297)

  1. No hay verbos deponentes.

Probemos agora que no ay verbos deponentes y, quando tengan este nombre, llamaremos los actiuos deponentes, porque significan action, pues Amplector virtutem, Sequor arma, action significan estos verbos. Y lo proprio es Veneror patrem y Prosequor regem amore, Osculor te y basio te, pues si tienen el romance del verbo actiuo y significan action, para que es cansar a los discipulos con estas impertinencias de verbos deponentes? Estos verbos, que sean actiuos, colligese de la diffinicion que les dan, en la qual dizen que el verbo deponente es el que se acaba en –or y no tiene actiua en –o. Y solamente retiene la significacion del verbo actiuo, pues, siendo ansi, llamaremoslo verbo actiuo. (págs. 315-316)

  1. Verbos impersonales.

Antes que entremos en la construction destos verbos, sera necessario reprobar los que llaman impersonales. Y para ello quiero aprouecharme del maestro Sanchez, el qual dize en su Minerua, lib. 1, cap. 12, que, auiendo diffinido los verbos personales, que son los que tienen personas, tiempos y numeros, no supieron diffinir el impersonal, el qual debe carecer del todo de numeros y personas, como amare, amari, amauisse, el qual por otro nombre se llama infinito, porque ni acaba ni determina numeros ni personas ni tiempos, todo lo qual haze el personal o finito, como amo, amas, amat y los demás. (págs. 322-323)

  1. Los verbos pasivos no rigen ningún caso.

Los generos de los verbos, siguiendo la verdad, son dos solamente, actiuos y passiuos, porque, como auemos probado, los que llaman neutros se incluyen en la diffinicion del verbo actiuo, porque o rigen accusatiuo o se hallan passiuos, de los quales auemos traydo algunos exemplos. (...) Y assi, agora trataremos del verbo passiuo, de cuya construction, aunque trata el Arte en el libro 4, nota 25, y el maestro Sanchez en su Minerua, lib. 3, cap. 4, yo determino probar como el verbo passiuo no rige caso alguno. Y, aunque esta doctrina es del maestro, el qual dize que solamente el verbo passiuo quiere suppuesto y no rige caso, quiero tratar del verbo passiuo lo que me parece que es muy conforme a la verdad. (pág. 331)   

  1. No hay voz pasiva con participio + sum.

Quiero acabar lo del verbo passiuo con una aduertencia muy necessaria y es que no son oraciones de la voz passiua amatus sum vel fui ni amatus, -a, -um eram vel fueram ni las semejantes, porque en estos tiempos ay dos vozes y el verbo passiuo no puede tener sino una voz sola, como el verbo actiuo amo, amabam, de donde sale amor, ‘yo soy amado’, amabar, ‘yo era amado’. Ansi que Magister amatus fuerat o Auditus fuerat, Literae tuae redditae sunt mihi, todas estas oraciones y todas las semejantes son oraciones del verbo substantiuo, como si dixeremos Magister fuerat bonus. Descargase con esto un estudiante de estudiar amatus, -a, -um sum vel fui, fueram, fuerim, fuissem, fuero, porque se cansa sin prouecho; porque sabiendo amatus, -a, -um, ‘cosa amada’, sabra dezir ‘yo fui amado’, amatus fui, ‘yo auia sido amado’, amatus eram vel fueram, pues estos son participios. (pág. 335)

  1. El comparativo no rige ablativo.

Para prouar que el comparatiuo no rige ablatiuo ni otro caso alguno, auemos de saber que dize el Arte en el lib. 4, en fin de la nota 5: que quantas comparaciones ay en el mundo son por virtud de la preposicion, ora se junte con verbos, ora con nombres positiuos, comparatiuos o superlatiuos. Con lo qual, queda claro que el ablatiuo que juntamos al comparatiuo se rige de la preposicion prae. (pág. 353)

  1. El lugar ubi.

El lugar donde estamos, de primera

o segunda declinación en genitiuo,

el qual demuestra siempre possesion,

porque se entiende in oppido, in urbe.

Si son de la tercera o en el plural,

ponemos de contino en ablatiuo

y el appellatiuo con in en sexto caso. (pág.. 373)

 

  1. El lugar quo.

El lugar donde vamos se ponen en accusatiuo, ora sea proprio, ora appellatiuo, con preposicion ad, in o sin ella. Con los unos y los otros la quitan o ponen y, quando faltare, la auemos de entender, porque el accusatiuo siempre se rige de verbo o preposicion expressa o que se entienda. (pág. 376)

  1. El lugar unde.

El lugar donde venimos, ora sea proprio, ora appellatiuo, se pone siempre en ablatiuo, los proprios con preposicion a, ab, ex o sin ella, y los appellatiuos, lo mas ordinario, con preposicion. (pág. 378)

  1. El lugar qua.

El lugar por donde passamos dize el Arte en el libro 4, nota 43, que no solo se puede dezir Feci iter Roma, sino tambien per Romam, aunque de lo uno y de lo otro ay pocos exemplos, porque ordinariamente lo dezian por otros modos, como Cum transirem Romam, Praeteriissem Brundusium, Attigissem Capuam. (...)

Qua pregunta por donde auemos de passar y respondenle los nombres proprios y appellatiuos en accusatiuo. (pág. 379)

  1. Ut y ne con verbos de temor.

Todos dizen que esta particula, ut, despues de los verbos que significan temer, como timeo, metuo, vereor, niega y ne afirma. (...) Dize el maestro[1] que la particula ut, despues de los verbos que significan temer, quiere dezir quemadmodum, vel quomodo, ‘de que manera’, como si dixeremos Literas ad te misi vereor ut reddantur. (...) Los que enseñan que la particula ut niega despues de los verbos de temer, que diran si despues de ut se sige negacion? Ciceron, pro Marcello: Vereor ut hoc quod dicam non perinde intelligi auditu possit (...). (pág. 384)

Dizen que ne, despues de verbos de temer, muda la significacion y affirma, lo qual es falso, porque timeo, vereor, metuo ne, la particula ne niega y nunca affirma (...). La regla que da el Arte es esta: quando tememos lo que no queremos es timeo, metuo, vel vereor ne, y haze su officio la particula ne, que es negar, como Timeo ne veniat magister, porque no quiero que venga; Veremur ne hostis capiat urbem, porque no queremos que la tome. (...) Timeo, metuo, vereor  ut, vel ne non affirma, y es quando tememos lo que desseamos y queremos, como timeo ut legat magister, porque desseo y quiero que lea. (págs. 385-386)



[1] Por supuesto, el Brocense en su Minerva.

    

 

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